Tan claro como lo negro. Covid19, un reto mental para cuestionar al sistema

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Por pura intuición me diagnostiqué. Entre el género, el signo zodiacal y la historia de vida, una adquiere herramientas para definir lo que nos pasa, resolver y asumir. Para cuando supe que tenía covid 19 el reto mental cuestionando al sistema, ya había arrancado.

Le desperté mucha sorpresa al médico de la farmacia donde me hice la prueba; en sus adentros quizá me catalogó de chocante:

– ¿Y qué tienes?

– Gripa

– Ah bueno si ya lo sabes…entonces sí es gripa

– Claro, si trajera un esquince o dolor de esófago te lo diría, pero no: estoy engripada.

Mientras me introdujo un cepillo en la nariz recordé cómo al menos una vez al año las mujeres nos sometemos a un mismo raspado pero de cuello uterino para el papanicolau.

A los minutos el médico partero contratado por farmacias Benavides exclamó con peculiar sorpresa: ¡Oh, no puede ser, estás súper positivo! como si mi resultado estuviera asociado a un embarazo. Desde entonces mi posición no ha sido otra más que no derrumbarme, ps ni chance.

Con esto no quiero afirmar que el impacto del Coronavirus y sus secuelas se trate estrictamente de un asunto de actitud, no, de salud mental.

Fuera de norma, cansada y con betametasona

Como te agarre parada el covid19 influye mucho en el combate. Después de dar positivo perdí el olfato y tuve las más extrañas cefaleas aunque ni siquiera podría decir que fueron dolores. Hacerlo público fue para poner en retrospectiva la gordofobia en los médicos y los medios que siembran temor a la ligera con mucho estigma.

Desde que inició la pandemia ha sido crucial definirse porque nos cambiaron todas las formas de permanencia con poco tiempo para adaptarnos o cuestionar.  No soy una mujer que crea ciegamente en la ciencia y menos en las explicaciones que se reducen en «así está probado por científicos» y punto.

La brecha informativa y cultural fomentada por el modelo de vida (sí, capitalista) nos orilla además de la explotación, a dar por sentado lo que nos dicen unos privilegiados con estudios como válido.

Es claro tengo varios kilos de más que sumado a haberme inyectado unas cuatro veces betametasona (corticoides) hace algunos años para desinflamar los pulmones, el pronóstico para mi era de convertirme en caso grave si me contagiaba, lo dijo Gatell.

En abril 2020 me quedó claro que personas con un cuadro como el mío corríamos riesgos graves de hospitalización. Eso me generó pánico y vivimos enclaustradas por muchos meses. Además de ser una madre criando sola soy del amplio sector poblacional que no tiene gastos médicos mayores.

Romper con el Patriarcado terminó con mi tos

Hace ocho años conducía un noticiero y tosía al aire cada 10 segundos o hacía enlaces en vivo con voz de Lucha Villa. 

Realmente todo eso se terminó cuando rompí con lógicas de opresión y dejé de callar mis inconformidades en casa, en la familia, en los ámbitos laborales, con pares y los romances.

Ser positivo al covid19 sin fiebre, tos, vómito, problemas respiratorios o diarrea, oxigenando 97-98, me hizo abrazar mi cuerpo, agradecer la resistencia que estaba dando -me sentí Trinity en Matrix- y sorprenderme para bien.

Entendí que el virus no era el mensaje sino el mensajero: paré en seco a la auto explotación -insólito- y ahí inició el reto de la salud mental para considerar con más seriedad de lo que anteriormente había hecho el autocuidado.

Si las defensas del mexicano promedio son débiles, estamos frente a un asunto no solo individual, sino un problema estructural al que se agrega la deficiente atención médica en el sistema de salud pública.

Hay temor fundado al enfermarse, obesas o no. El punto es que las mujeres han resultado las más afectadas por el nuevo virus por cómo llegan a enfrentarlo: cansadas, oprimidas, como repositorio de todos los males familiares y sociales.

El sistema receta una sedalmerck con coca-cola y gansito en cada esquina sin regulación pues los sellos pronto se convirtieron en un chiste.

¿Se suspendieron los anuncios comerciales de aspirina, tempra o antigripales iniciada la pandemia? ¡No! cómo darse el lujo de cancelar paliativos en medio de una crisis de salud pública como la que vivimos. Ni que hubiera tanto interés por cuestionar o tuviéramos una eficiente Comisión Federal contra Riesgos Sanitarios…

Confiar en una misma, en la tribu

Si algo reconozco fue la mejor medicina que ayudó a llevar el saberme positivo, fueron las amigas y sus cariños.

Desde los buenos deseos hasta la disposición de auxiliarme, se cruzó un delicioso caldo de pollo casero -Analy me reconcilió con ese platillo- más gotas, aceites, itacates y desde luego mi madre bajando la corte celestial; me ama aunque le cuesto trabajo.

La sobreinformación juega en contra. Un par de horas comencé a sentir ansiedad porque seis personas continuamente me dijeron «el virus es traicionero» y vaya que lo ha sido. Pero entre más días pasaban, mejor me sentía. Le dije a una amiga que no quería si quiera distraerme a pensar en la traición.

Pienso que la pandemia sembrada debiera dejarnos el seguir organizándonos para que nada vuelva a la normalidad impuesta, recuperar la cercanía, empatía, priorizar a las generaciones alteradas o sea la niñez y las juventudes.

Confiar en nosotras, a resistir al shock programado para controlarnos o bloquear el tejido que nos sostiene en la determinación de vivir bien y no hablo de opulencia.

La mala: los medicamentos serán costosos

Un dato curioso es que accedí a integrarme a un protocolo de medicamento para personas con covid19 no hospitalizadas en fase III.

Habrá quien cuestione que confío poco en la ciencia y sí, caray, las 10 gotitas de homeopatía cada 4 horas me han salvado de incontables problemas de salud como mejorar el estado de mis bronquios.

Pero si accedí a correr el riesgo de convertirme en marciano e incluso enfermar más, fue de alguna manera para contribuir a una respuesta o por lo menos a un intento de.

Lo poco que puedo contarles es que si el medicamento de cualquier farmacéutica está disponible el próximo año, la meta es que éste al mismo tiempo: baje la carga viral, disminuya los efectos secundarios y controle los síntomas pero costará alrededor de 30 mil pesos, al menos en el inicio.

Una vez que me lo aplicaron en mayor intensidad desaparecieron los pocos síntomas que presenté y desde luego no puedo embarazarme en un año porque corre riesgos un producto con un medicamento como «tackle» en fase III.

Si toca un agradecimiento al covid19 es porque la idea de volver a parir y traer más refuerzos me estaba seduciendo últimamente ¡De qué manera!

Así pues mirar lo que traemos adentro y jalarle a la palanca, es un mecanismo preventivo que si además se practica en manada valiente y salvaje pues causa efectos irreversibles.

Foto: Ernesto Aroche. Fecha de publicación: 14 de julio 2021.

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Soy radialista, periodista autodidacta y defensora de derechos humanos.

Autora de Radiografía de la música callejera en 2001, mi iniciación al paisaje sonoro. Gané la Bienal Internacional de Radio en tres ocasiones: radio-arte, radio indigenista y en mesa de debate. Premio Internacional de Periodismo Rey de España en 2008; finalista en 2007 y 2009 del Premio Fundación Nuevo Periodismo por radiorreportajes sobre violaciones a los derechos humanos atravesados por el eje cultura.

Becaria de la Fundación PRENDE en la universidad Ibero y becaria Connectas. Oficial de Libertad de Expresión en la Red de Periodistas de a Pie de 2015 a 2021.

Soy radialista, periodista autodidacta y defensora de derechos humanos.

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