En agosto por fin se reconocerá a Mezcala como territorio indígena

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En agosto por fin se reconocerá a Mezcala como territorio indígena

Por: Jade Ramírez. Foto: Archivo. Fecha: 15 de julio, 2024

Comuneros cocas de Mezcala, pueblo indígena ubicado en la ribera del Lago de Chapala en Jalisco, han comunicado se prevé el 9 de agosto de 2024 que por fin, el Gobierno Federal a través del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) realice el reconocimiento oficial de su carácter de comunidad indígena.

Hay muchas razones para celebrar lo que este reconocimiento significa.

Por un lado el aparecer en el catálogo de comunidades indígenas del INPI y, por ende, realizarse las modificaciones a la Ley sobre los Derechos y Desarrollo de los Pueblos y Comunidades Indígenas de Jalisco donde solo se reconocen la cultura wixarika y nahua.

Con el acto protocolario gana también Jalisco al ampliarse la información cultural sobre el pueblo coca, que ha permanecido desvalorado históricamente.

Pero este acto oficial llega un poco tarde, sobre todo por las décadas que la comunidad emprendió una estrategia de defensa legal y jurídica desigual, de cara a la invasión del empresario Guillermo Ibarra.

No solo se trataba de un asunto agrario sino totalmente político que los puso en desventaja al estar impedidos de llevar bajo las reglas de la justicia indígena, el despojo e invasión del cerro El Pandillo, entre otros delitos que juzgadores habrían resuelto con mayor diligencia, si el pueblo Coca «existiera» en un catálogo.

Gobierno federal le hace la tarea a Jalisco otra vez

Desde noviembre de 2023 la redacción de Perimetral comenzó a apresurar vía solicitudes de transparencia, a la Comisión de Derechos Humanos y Pueblos Originarios del Congreso del Estado de Jalisco sobre el reconocimiento

El Congreso de Jalisco negó tener competencias y que no hacía «gestiones» al respecto. El INPI nos respondió pidiendo más referencias geográficas de Mezcala porque no aparecía como tramitante.

La Comisión Estatal Indígena en el estado de Jalisco se vio obligada a entregarnos el 8 de diciembre 2023, los peritajes o documentos alusivos a la incorporación de Mezcala como comunidad indígena y es lo que a continuación reproducimos, pero especificó en su respuesta:

…el Comité Técnico de Estudio y Dictaminación para la Incorporación al Padrón de Comunidades y Localidades Indígenas del Estado de Jalisco, no ha emitido el dictamen técnico, en el cual se resuelven las incorporaciones al Padrón de Comunidades y Localidades Indígenas del Estado de Jalisco, con motivo del análisis cauteloso del Informe.

Numeral 2 de respuesta por transparencia de la CEI de Jalisco
CIESAS Occidente hace estudio sobre Mezcala

Mezcala es un pueblo que se ubica en la ribera norte del lago de Chapala y es una delegación  que pertenece al municipio de Poncitlán, Jalisco.

Al igual que los vecinos de San Pedro  Itzicán (o Ixicán), se define como una de las comunidades indígenas cocas que han persistido  hasta la actualidad.

Su reivindicación como pueblo nativo ha tenido mayor eco a partir de la  más reciente lucha que emprendieron en contra de las invasiones territoriales, la cual tuvo  éxito en 2021, cuando el Tribunal Superior Agrario ordenó la restitución de tierras comunales  en litigio, las cuales habían sido invadidas por el empresario tapatío Guillermo Moreno  Ibarra.

La defensa territorial no es algo nuevo, sino una constante en la historia del pueblo  (Martínez Moreno, 2008, 2009 y 2012), por lo que la identidad del pueblo está imbuida de  ese espíritu de lucha.  

De manera más íntima, los mezcalenses se miran a sí mismos como indígenas en la  reproducción de su vida tradicional, muy trastornada en sus bases económicas por las  presiones externas y la enorme contaminación ambiental del lago –su principal recurso  natural–, pero es notablemente vigente en su ciclo ceremonial, al cual dedican una enorme 

parte de su tiempo. Su vida ritual goza de enorme fortaleza y, de acuerdo con las  observaciones realizadas, ha sido posible constatar que se trata de un elemento cultural en  crecimiento exponencial. 

Antecedentes históricos

La relación geográfica de Poncitlán, del siglo XVI, señala que este pueblo era indígena y que  el de Mezcala tenía la misma filiación étnica.

En ambos se hablaba la lengua coca, pero también “la mexicana, la cual está derramada entre los naturales de esta tierra, como la  española entre todas las naciones, en España y acá.

La misma relación  señala que Mexcala significa “magueyal” y que el pueblo coca había tomado este  nombre por la cantidad de magueyes que había en sus tierras.

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Acerca de las personas decía que, antiguamente, los hombres iban desnudos y sus armas eran arcos y flechas, macanas y  rodelas. Las mujeres vestían naguas de henequén que raspaban e hilaban de las pencas del  maguey.

Sin embargo, para la época en que se redactó la relación las personas de la región  ya habían modificado su forma de vestir, probablemente, por la presión externa y detalla:  “ahora andan vestidos de manta y camisa de zaragüel1 de algodón de la tierra y de ropa de Castilla: lienzo, paño y sayal”.

Rebeldes catalogados de hostiles

La pronta adaptación de los pueblos originarios no implicó que dejaran de ser  identificados como indios o que rechazaran sus principios socioculturales.

Llama  la atención las quejas que emitían los franciscanos ante la postura que mantenían los  habitantes del pueblo de Mezcala en la primera mitad del siglo XVIII:  

[…] El párroco franciscano del pueblo indio de Poncitlán, en la rivera del lago de  Chapala, informaba en 1731 sobre la hostilidad de los pobladores indígenas locales,  especialmente en el pueblo vecino de Mezcala.

El problema para inducir a la gente de la localidad a asistir a misa y cumplir con los demás sacramentos cristianos había  dado durante décadas un quebradero de cabeza para todos los sacerdotes que  oficiaban en la región.

Sin embargo, el franciscano y otros testigos españoles de la  localidad insistían en la “enemistad [que los indios] demuestran a los españoles” y cierta “repugnancia” a tener gente que no era indígena viviendo en sus pueblos (Van  Young, 2006).

Llamarse indígena por estar en resistencia

La información recabada por Álvaro Ochoa (1985), así como la que presentan  Carmen Castañeda y Laura G. Gómez (2011 [2006]) y Christon I. Archer (1998), deja claro  que los insurgentes que emprendieron la valerosa defensa la isla de Mezcala y no pudieron ser vencidos por las fuerzas realistas eran “indios”, término con en el que entonces se  denominaba a los pueblos originarios.  

Más recientemente, de acuerdo con una encuesta realizada en 2014, por el proyecto Dinámicas globales de integración, marcos legales y despojo territorial: estudio  comparativo de los procesos de recreación étnica en los pueblos indígenas del siglo XXI en México, aplicada en 200 hogares por muestreo aleatorio simple, indicó que el 91.5% de los  entrevistados consideró que Mezcala era una comunidad indígena.

En cuanto a la auto  adscripción un 87.5% se declararon ellos mismo indígenas. Sin embargo, como bien señala Santiago Bastos (2017 y 2018) –quien nos da a conocer los resultados de esta encuesta–, no  se trata de una identidad “terminal” o “definitoria de su ser social”, sino que ser indígena está  muy presente en lo referido a la defensa territorial y a la historia de ésta.  

El historiador Peter Gerhard señala que Mezcala formaba parte del señorío de Poncitlán, actualmente su cabecera municipal.

Idioma y territorio de La Barca a Cocula

Asegura que se hablaba coca  –lengua que caracterizó como “aztecoide” en los señoríos o cacicazgos de Poncitlán, Cuitzeo y Coinan, que quizás incluía a Atotonilco.

Poncitlán, en principio, pudo haber  comprendido un buen número de asentamientos en la ribera del lago y a ambos lados del río  Santiago, hasta la región de Juanacatlán.

Este último, fue anexado a la encomienda de  Saldívar, hacia 1560, pero los pueblos de Mezcala, Itzicán y Cactlán pudieron disfrutar de cierta autonomía y, más tarde, consiguieron llegar a ser cabeceras.

También señala que el  nahua fue común en la región, que este fue de “introducción tardía”, aunque ya se documenta  su presencia antes de que concluyera el siglo XVI.

Ramírez Flores coincide en el coca era una lengua de “filiación mexica”, entiéndase, yutonahua. Dávila Garibi (1942 y 1943) contempló la posibilidad de que se tratara de una lengua cahita.

Las investigaciones de Carolyn Baus de Czitrom (1982) aseguran que la región  ocupada por las sociedades cocas fue muy extensa, que, de oriente a poniente, comprendía  desde La Barca hasta Cocula y, de sur a norte, desde la laguna de Sayula hasta Guadalajara.

Políglotas

La lingüista Rosa Yañez en 1998, proporciona evidencias para confirmar que la  región coca era políglota y que en esta era común que, además de la lengua local, se hablara náhuatl y purépecha.

A finales del siglo XVI, el náhuatl comenzó a desplazar al coca, proceso  en el que la evangelización fue un poderoso móvil. En ese contexto se perdió también la  diversidad lingüística.

Todavía en la primera mitad del siglo XVII, hay noticias de la lengua  local, pero, quizás, se trataba de las últimas generaciones hablantes. Hacia el siglo XVIII el  náhuatl se impuso como lengua materna, aunque algunas poblaciones pudieron haber pasado  del coca al español, cuyo empleo se generalizó poco tiempo después.

La adopción de lengua, vestimenta, aparente aceptación  del cristianismo y su papel de aliados, llevó a los autores de documentos coloniales de la  región a diluir a los cocas en un eventual ‘anonimato étnico’ […] y fueron ‘confundidos’  como ‘indígenas’ sin gentilicio alguno

Apuntes de la lingüista Rosa Yáñez
Bosques y petroglifos

Durante las investigaciones de campo realizadas en la comunidad de Mezcala pudimos  observar varios petroglifos antiguos que se tratan de figuras serpenteantes, círculos concéntricos y espirales producto  de la incisión en rocas de notable tamaño.

También pueden encontrarse diseños zoomorfos y  antropomorfos.

Los estudios al respecto son muy escasos, pero contamos con los trabajos de  Juan Alfredo Morales del Río (2003 y 2009).  

En nuestras visitas a la comunidad vistamos los petroglifos en el área conocida como  Las Tortugas o Jarrillera, en las faldas del Cerro de la Punta.

Se dice que hay más de estos en los alrededores, entre los que destacan dos cerros: El Toro –donde además  hay pinturas rupestres– y el El Tezcapoyaseo.

Este último, tiene unos peñascos en la cima sobre los que chocan las nubes veraniegas y hace que estas se precipiten.

Quizás de ahí derive su nombre que se tradujo como “Agua que cae a menudo en forma de brisa”.  

Título virreinal de 1539

Este está firmado por el virrey  Antonio de Mendoza. El estatuto comunal, en sus primeras líneas, destaca el espacio delimitado por dicho documento como un elemento fundamental de la comunidad de  Mezcala.

Se subraya que el título primordial los declara dueños legítimos de  las aguas, tierras, montes y cerros e islas comprendidos en dicho documento.

Consideran que  este les garantiza “perpetua posesión” de las tierras, de las cuales no podrán ser despojados  “por ninguna ley, persona o gobierno” y que “con este título somos –asegura el estatuto–  absolutos dueños con legítimos derechos para siempre” (Título primero, bases  fundamentales, capítulo único).  

El título fue presentado como la principal evidencia en 1956, cuando decidieron  solicitar la acreditación legal de esta propiedad y demostrar que la han poseído de manera  “continua, pública y pacífica”, al menos, desde el siglo XVI.

El expediente no se inició hasta  1966, pero el título fue declarado auténtico por la Dirección de Asuntos Jurídicos del  Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización, por lo que se procedió a reconocer y  titular una superficie de 3,602 hectáreas a favor del pueblo de Mezcala.

El decreto  presidencial de reconocimiento de bienes comunales se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 20 de agosto de 1971.

Barrios y organización comunal

Mezcala se divide en nueve barrios que se ubican, de poniente a oriente, sobre la orilla del  lago.

De manera que cada uno de estos tiene tierras en la playa, en la planicie y en el monte,  lo cual les permite aprovechar la laguna y los recursos de las partes más altas.

Son Ojo de Agua (extremo poniente), Zalatita, San Pedro, Azaleas, La Cruz, El Centro, La Cantería, El Cerrito, La Cuesta (extremo oriente).

Cada uno de los barrios es encabezado por un juez, quien organiza los trabajos comunitarios al interior de estas jurisdicciones.

En buena medida, dichas actividades están  encaminadas a la construcción de obras públicas y a la organización de las fiestas  tradicionales, trabajos no remunerados que se realizan en beneficio común que también denominan tequio, entre los que pueden mencionarse la limpieza del cementerio que llevan  a cabo en noviembre, la mejora de escuelas, reparación de empedrados y calles, etcétera.  

Asamblea, viejos y horizontalidad

Sobre todas estas figuras de autoridad y organismos de cooperación se impone la Asamblea General de Comuneros, el corazón de la organización social mezcalense.

Esta expresión de la forma de gobierno tradicional también resuelve asuntos civiles y territoriales internos.  

La asamblea es presidida por el Comisariado de Bienes Comunales y el Consejo de Vigilancia.

El comisariado ocupa un papel análogo y equivalente  al de gobernador en otras comunidades indígenas, supervisado por una asamblea y un consejo  de ancianos que gozan de buena reputación entre los  miembros del pueblo.  

Ilustración 7. Procesión previa a la Semana Santa en Mezcala. 

 Ilustración 8. Capilla temporal instalada en las calles del barrio de Cantería. 

24 fiestas al año

En Mezcala hay tres tipos de fiestas: las patronales o comunales, las de barrio y las particulares.

El artículo 197 del Estatuto Interno de la Comunidad Indígena Coca de Mezcala señala son:

La fiesta de Defensa del Territorio y el Reconocimiento de Linderos, el Carnaval, 5 de mayo, el día de San Antonio el 13 de junio; San Judas Tadeo 28 de octubre y la Conmemoración de la Defensa de la Isla y la Conmemoración de la Insurgencia

Ilustración 9. Huehuenches en las fiestas de la Santa Cruz. 

Ilustración 10. Tlahualiles de Mezcala el día de la Santa Cruz.  

**Fragmentos del informe acerca de los elementos sociales, económicos, culturales y  políticos de Coca de Mezcala, Poncitlán, Jalisco  

Redacción y fotografías: Héctor Medina Miranda. Investigación: Héctor Medina Miranda y Rodrigo de la Mora.

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Soy radialista, periodista autodidacta y defensora de derechos humanos.

Autora de Radiografía de la música callejera en 2001, mi iniciación al paisaje sonoro. Gané la Bienal Internacional de Radio en tres ocasiones: radio-arte, radio indigenista y en mesa de debate. Premio Internacional de Periodismo Rey de España en 2008; finalista en 2007 y 2009 del Premio Fundación Nuevo Periodismo por radiorreportajes sobre violaciones a los derechos humanos atravesados por el eje cultura.

Becaria de la Fundación PRENDE en la universidad Ibero y becaria Connectas. Oficial de Libertad de Expresión en la Red de Periodistas de a Pie de 2015 a 2021.

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