El Juego, la cultura y pensatorios caben en una sonaja

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El juego, la cultura y pensatorios caben en una sonaja

Por: Jade Ramírez. Foto: Edna Andrade. Fecha: 28 de octubre, 2024

¿Cuándo vuelven, van a volver Jade? insistían Cristhian y Dilan a brincos, poquito antes de emprender la caminata final al peñasco donde se apareció hace años lo que llaman el Cristo de la Peñita en Temacapulin, Jalisco.

Acabábamos de cerrar el portal cósmico que se abrió entre milpas, calabaza, vainas, fuegos, maíz, piedras, jícara de agua y sol el sábado 19 de octubre por el Encuentro La Sonaja con Niñez y Juventudes en la Cultura y los Territorios 2024.

Era como regresar en el tiempo a quince días antes escuchando a Rodolfo -quien se convertirá en el cronista oficial de su comunidad- en San Cristobal Zapotitlán, a orillas del Lago de Chapala; antes de devolvernos a la ciudarks preguntó lo mismo o nos reiteraba: ojalá vuelvan pronto.

Aquello pasó en la biblioteca La Luciérnaga bajo la luz de María Reynoso junto a una potente comitiva de madres y aliadas, como la única opción en la comunidad ribereña.

Niñas y niños tienen mucho que opinar

¿Qué pócima extraña llevábamos para romper todo hielo entre niñas y niños que jamás nos habían visto bajo una misión extraña como hablar de los problemas ambientales sin sus familias de por medio?

Escuchar, respetar, jugar. Simple. Lo que nunca o muy pocas veces encuentran en casa, con los adultos a cargo de sus vidas y futuro.

Esa locura de proponernos reunir a la niñez que es afectada ambiental en Jalisco, nació de transgredir la lógica de las luchas sociales donde el lugar resguardado para ellas y ellos, es el de motor para pelear sí, pero sin que opinen cotidianamente en cómo y qué cuidar, al resistir.

La Sonaja ha sido desde que nació Perimetral un programa para juntarse con las audiencias fuera del sitio web, también un pretexto para renunciar a hacer periodismo de forma tóxico-tradicional y crear un sonsonete de lleva y trae a comunidades en procesos organizativos.

¿La idea? sembrar la discordia y ocupar los medios pero sin intermediarios que tercien editorialmente, sino hacerlos directamente.

Muy alta apuesta

Emmanuel llegó muy mareado al Curato de Temacapulin. Salió desde su comunidad ubicada entre las barrancas de Huentitán en Zapopan muy de mañana y con una sensación nueva en su vida.

Era un mareo combinado con temor a lo desconocido, sostenido en su primera vez que viajaba solo -sin mamá y papá- bajo el cuidado de Zariá Casillas quien coordina la biblioteca comunitaria La Ceiba, en San Francisco Ixcatán. Emmanuel tiene 12 años e iba con otros cinco niños.

Abiertos los portales energéticos con esa clave que lo abre todo -la carcajada y el brinco- se tejieron charlas, afirmaciones sobre su ser, lo que viven, sus problemas, inquietudes, enojos y el derecho a no estar de a cuerdo.

Un telar como túnel nos transportó de Temacapulin a Ixcatán y nos devolvía, a la velocidad cuatro pasos.

El profesor Miguel Sansón a cargo del Semillero Temacapulin como mago sacando conejos del sombrero jugó con ases de la compañía de teatro, los antifaces que elaboraron para alguna obra, eran el pase de abordar.

–¿Documentos, pase de abordar? lanzaba Rocío Orozco de CulturAula.

–¡No tengo, soy mojado! respondían entre brincos y bromas.

A pasos Edna hacía maromas entre teléfonos y grabadoras, Anette avivaba el telar, Dani hacía foto, yo metía mis narices en todos lados hasta salirme a la calle a saludar a los curiosos con interés de saber exactamente qué hacían las niñas y los niños del pueblo.

La caravana de un punto histórico a otro se estacionó en el Centro Cultural Raíces Tecuexes, un sitio recién inaugurado y altamente acondicionado para música, libros y teatro.

Jugar y pensar causa hambre

¡Tengo hambre! ¿Me das manzana con bolitas amarillas? ¿Mi vaso? Yo dejé mi plato en el curato… ¡Ja ja ja ja ja!. Oye Jade quiero comer algo, ¿Me das más amaranto? se volvió el primer torbellino al filo del medio día a resolver porque seguían con interés de estar y pensar.

Cualquier persona que facilite experiencias y aventuras únicas con la niñez, debe traer una caja de primeros auxilios donde la comida es lo que hace la diferencia, porque niñas y niños felices siempre tienen hambre.

¿Es cierto que ahí un niño se cayó a eso y se murió? preguntaron a los niños de Ixcatán entre paredes de adobe fresco y con platones de fruta coronados de amaranto al centro.

Ambos pueblos expusieron el caso y problema ambiental: en uno los lixiviados que amenazan tierras ejidales y manantiales por querer convertir su territorio -otra vez- en un basurero metropolitano; en el otro contó cómo sobrevivieron a la sentencia de desaparecer por inundación de agua al construirse la Presa Zapotillo.

Una parte esencial de La Sonaja como proyecto es hacer medios, conocer sus peculiaridades desde la narrativa propia o el narrarse en primera persona, partiendo de las características culturales de cada comunidad o…ejercer el derecho a la información, derecho a la libertad de expresión, derecho a organizarse con otras y otras si lo nombramos en palabras de adulto.

Para llegar al producto comunicacional sin intermediarios, se abre una red social y ahí se está pero ¿Desde dónde y para qué?, los lenguajes que ya dominan a la velocidad de un click, encuentran un sentido distinto si la misión es contar vivencias problematizadas. El Río Santiago con el Río Verde confluyeron poco antes de hacer una pausa de comida.

Consciencia activa

En San Cristobal Zapotitlán un inmenso círculo después de tomar acuerdos, nos presentó el lugar desde la memoria:

Hay una plaza, un jardín, un templo, está el lago…y hay mucha basura, fue como se describió en menos de tres minutos minutos de haber iniciado la primera asamblea con casi 40 niñas y niños donde abrimos la conversa con una simple pregunta: ¿Qué es San Cristobal?

En la consciencia colectiva de la niñiza también preguntamos un elefante blanco que vimos en la carretera a pocos kilómetros de llegar.

¿Un elefante? Noooo ¿En dónde? Hay lobos, ranas, aves, basura, peces, insistían.

–Es que yo vi un elefante en la carretera, Vicko.

–¿Un elefante blanco, Jade? reviró mi compañero facilitador de la asamblea.

En la cascada de características culturales, históricas, de diversión y problemas de San Cristobal, la basura está en primer plano, pero no así los invernaderos de berris que han ido invadiendo ese territorio como ese elefante blanco del que poco se habla y se ha ido metiendo hasta la sala de cada casa.

En San Cristobal se mapeó el Lago de Chapala y en Temacapulin el arte se llevó a un podcast <<Los Ríos hablan>>, a la música con la elaboración de percusiones como sonajas de donde nació una consigna política más cuatro fanzines con leyendas de Ixcatán y un turista perdido entre cerros.

¡Una sonaja, una consigna!

Ve toda la fotogalería aquí.

La primera edición del Encuentro La Sonaja, Niñez y Juventudes en la Cultura y los Territorios, se logró gracias a que Gestión Cultural en Red AC, Perimetral Press y CulturAula resultaron beneficiadas por el programa de Apoyo a Redes y Proyectos de Trabajo Colaborativo 2024 de IberculturaViva, entre más de 200 proyectos inscritos y que de México, solo se seleccionaron tres.

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Soy radialista, periodista autodidacta y defensora de derechos humanos.

Autora de Radiografía de la música callejera en 2001, mi iniciación al paisaje sonoro. Gané la Bienal Internacional de Radio en tres ocasiones: radio-arte, radio indigenista y en mesa de debate. Premio Internacional de Periodismo Rey de España en 2008; finalista en 2007 y 2009 del Premio Fundación Nuevo Periodismo por radiorreportajes sobre violaciones a los derechos humanos atravesados por el eje cultura.

Becaria de la Fundación PRENDE en la universidad Ibero y becaria Connectas. Oficial de Libertad de Expresión en la Red de Periodistas de a Pie de 2015 a 2021.

Edna Andrade

Estudio la licenciatura en Sociología en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara. Me gusta el periodismo con enfoque de derechos humanos.

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