Reportera denuncia acoso sexual y laboral en Canal 6 y Milenio: «me destrozaron»

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María Ramírez Blanco con valentía, reflexión y critica, cuenta que salió de la carrera de Periodismo en la Universidad de Guadalajara, llena de ideales.

Entrar a dos medios era un primer logro de las satisfacciones profesionales que viviría, pero su jefe inmediato comenzó a acosarla sexualmente.

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Te presentamos la conversación completa que tuvo con Perimetral tras recibir su liquidación.

Así comenzó el hostigamiento sexual

Desde mayo del 2020 que Víctor Hugo llegó a tomar la Jefatura de Información en Jalisco comenzaron una serie de insinuaciones.  

Todo inició con mensajes por whatsapp, un día me pidió un número telefónico y al final me puso un emoji con un cubre bocas y me dijo «debajo hay un beso».

Esa fue la primera insinuación, yo tenía menos de un mes de tratarlo, eso me sacó de onda.

Después las insinuaciones subieron de tono, llegó el momento en el que nos seguíamos por redes sociales. Subí una foto personal en bikini y él me dijo, «en vez de invitarme a correr, mejor invítame a tu tina».

Otro día me marcó a las once de la noche para explicarme la agenda del día siguiente y cuando terminó me dijo oye, no es por ser sexoso, ni nada, pero, ¿cómo es tu pijama?. 

Yo me quedé callada y me dijo: estás con más personas, ¿verdad?, mejor te llamo luego y me colgó. Lo que colmó mi paciencia fue cuando me mandó llamar a la oficina de la productora y me dijo «tenemos una propuesta de trabajo para ti». 

Fui con ellos y Víctor Hugo me dijo «el canal está creciendo, va a haber nueva programación y dentro de ella hay un programa pornográfico»

Y dije ¿qué?, yo soy reportera de noticias, mi cara sale en la tele y no me voy a prestar para eso.

Me dijo tú tranquila, no te involucrarías con ningún camarógrafo y va a haber beneficios.

Yo me alerte cuando me preguntó ¿Tienes tatuajes?, respondí, uno en el empeine del pie izquierdo. Me dijo no te preocupes te lo cubren con maquillaje, como a mi me van a cubrir todo el brazo. Cuando me dijo eso entendí que él iba a ser el actor.

Ese mismo día lo compartí con una de mis compañeras y ella me dijo ya no te puedes callar.

Un medio omiso que protege agresores

Una suspensión laboral de mi jefe me hizo ir a Recursos Humanos para decirles que en ningún momento había incumplido mis asignaciones y creía que esto era por el hostigamiento y les conté

La encargada me dijo manda un correo y lo platicamos. La suspensión duró un día y me costó un descuento en nómina por poco más de 300 pesos.

Cuando regresé, hablé de lo sucedido con los directivos de la empresa, uno me dijo tengo tiempo de conocer a Víctor Hugo «además es mi amigo, vamos a platicarlo, porque yo tengo otra versión».

La otra versión era que yo había sido coqueta, me había insinuado con el agresor y que eso era una broma porque así nos llevábamos.

El otro de los directivos dijo, «para mí eso es algo malo, la verdad no aprobamos ese tipo de conductas, vamos a verlo con el corporativo en Monterrey a ver qué procede». Y no pasó nada.

Unos días después me topé con la de Recursos Humanos y le pregunté por mi caso, dijo: el corporativo determinó que era una broma y una cuestión personal entre tú y el agresor. 

Le pedí la resolución por escrito y el protocolo con el que se argumentó mi caso y me dijo que sólo la parte administrativa tenía acceso a esa documentación.

Eso me enfureció y fui al Centro de Justicia para las Mujeres a poner la denuncia.

Comenzó la lucha con la denuncia

Después de cinco meses de sufrir hostigamiento sexual, el  23 de octubre de 2020 decidí poner una denuncia formal.

En el proceso fue necesaria la intervención de la Comisión Estatal de Derechos Humanos para poner una queja por la manera en que el Centro de Justicia para las Mujeres llevaba el caso.

El Centro de Justicia no me garantizó el nulo contacto con el agresor, ni me informaron cuáles fueron las acciones que la empresa tenía que cumplir para garantizar mi integridad física.

El único cambio que hizo la empresa fue uno simulado, la persona que me mandaba la agenda era otra, pero estaba a cargo del agresor y a cualquier tema que yo proponía me decían que no.

La empresa siempre le creyó al agresor, estaban a favor de él y nunca hicieron nada para garantizar mi bienestar.

El hostigamiento sexual, se volvió laboral y nadie hizo nada

A partir de la denuncia empezó para mí un proceso emocional difícil, era incómodo, mis compañeros empezaron a distanciarse, ponían en tela de juicio mi integridad y mi reputación.

El chisme y las miradas en la redacción volvieron la atmósfera pesada, ya no quería ir al trabajo.

Fue una lucha interna fuerte, incluso comencé a ir terapia por mi cuenta porque en el Centro de Justicia me hablaron hasta diciembre. Yo estaba en crisis y en octubre necesitaba una intervención inmediata.

Mis amigas y compañeras me apoyaron, ellas fueron testigas del hostigamiento, de la manera como me trataban, me prohibían vestirme de determinada forma y era evidente que era sólo conmigo.

Al terminar el 2020 me comenzaron a quitar de cuadro, es decir, yo ya no salía casi en los espacios de noticias, daba uno o dos enlaces.

El acoso rebasó los límites

Empezando el 2021 fue muy claro el acoso laboral en un programa de televisión en el canal pues exhibieron una imagen mía en la intimidad de la Redacción.

Llegue a las 06:30, comencé a plancharme el cabello y esas imágenes fueron las que grabaron, salgo haciendo caras, gestos.

Esas imágenes las transmitieron en un programa mientras e los conductores se reían y decían, «vean no más quien llega así al trabajo con el chongo de la Chimoltrufia».

Hicieron varios comentarios despectivos hacia mi persona.

Le envié una grabación al encargado de la programación a nivel nacional y le pedí una disculpa pública en el programa con el mismo tiempo que usaron para sus comentarios despectivos.

No me querían dar la cara, no me respondían, estuve insistiendo toda una semana hasta que me dijeron, el domingo te van a dar la disculpa y ya. 

Nunca hubo una junta donde se hiciera una aclaración formal.

En la disculpa del programa argumentaron que así es el tono del regiomontano, que su intención no fue ofenderme y lamentaban que haya tomado de esa manera los comentarios.

Candil de la calle y oscuridad de la empresa

Posterior a eso, pasó lo del hostigamiento sexual que cometió el presidente de Tototlán contra una funcionaria de su administración.

Yo veía como mi jefe hablaba sobre el tema y las compañeras que no me apoyaban estaban indignadas y entonces dije, de aquí soy.

Me arme de valor y un día llegue a la redacción, rayé el pizarrón y puse “Canal 6 y Milenio minimizan hostigamiento sexual”.

El letrero duró15 minutos, lo borró un compañero reportero. Ese mismo día me mandó llamar uno de los directivos y me dijo, ¿qué significa esa acción?

Le dije es una inconformidad, es mi manera de expresarlo, como las madres de los desaparecidos estoy visibilizando un problema que no se soluciona.

Y él me respondió, pues a mí se me hace algo provocador, ya empezaste un tema judicial, espera que ellos determinen el asunto.

Y le dije, yo voy a seguir manifestándome, porque ustedes han sido negligentes, es más fácil decir en Tototlán pasa el hostigamiento sexual y aquí no; es más fácil señalar que allá sí y no hacer nada internamente.

Ustedes no hicieron nada, lo minimizaron, dijeron que era una broma, yo no hubiera ido a las instancias si hubieran tomado en serio lo que les comente.

Lo que sea pero «no me quedaré callada»

Después de ese día en que me prohibieron expresarme, mandé un correo.

Minimizan hostigamiento sexual.

Buenas tardes, escribo a todos los involucrados a quienes les denuncié en su momento por el hostigamiento sexual recibido, por parte de mi ex jefe de información. En su momento les notifique sobre las insinuaciones que recibí a mi teléfono celular, de la invitación a participar en un programa pornográfico donde él sería el actor y de la famosa llamada preguntando por mi pijama.

Hechos de los cuales las autoridades minimizaron como una broma y un asunto personal entre él y yo. Ante tal motivo me vi orillada a meter una denuncia formal la cual sigue en curso.

Me parece incongruente que como medio estemos difundiendo notas como el reciente hecho del caso del Presidente de Tototlán, donde fue señalado por haber minimizado el hostigamiento sexual a una de las regidoras. Está situación nos demuestra la gravedad del asunto de minimizar los hechos, en mi caso de manera interna, también se ignora.

Por lo demás me parece bien que en congruencia de lo que dicen ser haya consecuencias y deje de minimizar mi situación, aún sigo sin entender porque no   creen en mí, no hicieron nada en absoluto.

Continuaré alzando mi voz hasta ser escuchada.

El 10 de febrero del 2021, dos días después de mandar el mail corrieron al agresor. La empresa no reconoció que fue por hostigamiento sexual, no rechazaron su acción, ni anunciaron medidas para no volviera a ocurrir.

El Sindicato: cómplice en el silencio

Como soy sindicalizada, a las tres actas administrativas la empresa podía correrme, desde el momento en que denuncie la empresa intentó meterme actas administrativas sin argumentos.

 En la primera me juntaron tres días de retrasos para ponerme un acta por llegar tarde.

Al mes y medio me dieron dos actas seguidas y hablé con una abogada de Red de Abogadas Violetas, me dijo pide el reglamento interno y no firmes. Pedí el reglamento y nunca me lo entregaron.

El sindicato de Trabajadores Sección Dos tampoco hizo nada. Hasta antes de que yo les contara no sabían de la situación, Recursos Humanos nunca les comentó sobre el actuar de mi jefe.

Ellos dijeron vamos a hablar con la empresa para que le bajen al hostigamiento laboral y te dejen trabajar a gusto.

Después de que corrieron al agresor el hostigamiento bajó, pero luego me despidieron a mi. Las últimas tres semanas el acoso laboral subió demasiado, pedí que me apoyaran con un celular y no me lo prestaron, me mandaban a las entrevistas sin camarógrafo, no podía disponer de  un carro.

Cuando iban a despedirme, no quería perder mi plaza así que les decía si no me quieren aquí, reubíquenme, pero no pasó.

El 23 de julio fue mi último día de trabajo, el argumento del despido fue reajuste de personal. A los poco más de dos meses de despedirme me dieron mi liquidación.

Misoginia mediática

Al día siguiente de correr a mi agresor despidieron a mi ex Jefa de Información. Ahí vi la postura de la empresa hacia la mujer.

Ante esa situación busqué a Lupita Ramos, activista feminista, para contarle sobre el tema y pedirle ayuda. Primero la empresa no quería recibirla, pero después de tanto insistir por fin se logró.

Como resultado de la reunión, la empresa reconoció el caso de hostigamiento sexual, que no actuaron conforme el protocolo que aún no publicaban y se comprometió a dar capacitación para todo el personal sobre el tema de género.

De eso, solo se cumplió una disculpa pública en la Redacción por parte del director de Milenio; estaban presentes camarógrafos, reporteros y algunos de otras áreas.

Sin embargo parecía simulación, pero para mí fue ganancia, porque lo reconocieron.

La violencia me dejó un aprendizaje

El hostigamiento que viví me hizo hacer una introspección dolorosa porque me di cuenta que la violencia siempre estuvo presente en mi vida y como crecí en medio de ella me hice impune, por eso me costaba decir que no.


Fueron más de cinco meses que aguante sin poder decir nada porque él era el jefe, de ahí rescate que ahora sé en qué momento debo poner límites.

El hecho de decir, aquí no pasó nada hizo una herida profunda y notoria en la Redacción. Había dos bandos, los que estaban a favor del agresor y los que me apoyaban.

Me voy con un mal sabor de boca con mis compañeras que hablaban de feminismo y eran las mismas que me pedían casi pruebas de si era verdad o mentira el hostigamiento.

Todas sabíamos que podía pasar al denunciar, nos daba miedo pero al mismo tiempo nos fortalecía porque decíamos vamos a seguir.

La doble moral de los medios de comunicación

Es feo como en los medios hay una doble moral, esto me impactó porque salí de la carrera con esperanza, idealismo y luego me di cuenta que no. Fue toparme con pared, decir los medios no están interesados en transparentar, no hay congruencia.

Te ven solamente como un trabajador, no les interesa lo que pasa contigo. Es preocupante que un medio de comunicación quiera silenciar a quien es la voz de la ciudad y es muy fuerte sobretodo que respalden al acosador, es una réplica del estado.

Aquí lo preocupante es el papel que tiene un medio de comunicación, yo pondría en tela de juicio la credibilidad de su responsabilidad social, sino la tienen con sus trabajadores.

Que los hombres se responsabilicen de la violencia que ejercen

La indiferencia de mis compañeros me dolió porque fue a costa de salvar su trabajo y un salario estable. Cómo pueden hacer que no ven cuando alguien está gritando, llorando o algo le duele realmente.

Pensaba cómo puedes dejar que sangre algo y decir es funcional, me vale, sin darse cuenta que está sangrando, que duele, que vibra.

Yo decía no están conectados con la realidad; me hace creer que cuando salían a reportear había mujeres que contaban sus historias no sentían ese dolor para transmitirlo en sus imágenes o en la escritura. 

Me quedó claro que no hay alma en esa Redacción.

Un amigo y yo teníamos tres panoramas en mi situación: te corren o van a empezar a correr a tus amigos para orillarte a que renuncies, y así pasó.

Cuando él se fue, me platicó algo que mitigó mi salida: «llevo una semana que no estoy trabajando ahí, fui con mi psicólogo y me dijo, las personas que están en esa redacción deben estar emocionalmente enfermas para poder tolerar un ambiente de ese grado».

Destrozada pero congruente

Estaba destrozada, la verdad es que me destrozaron de todas las maneras posibles, de todas.

Ellos vieron que yo hacía las cosas por idealismo, supieron donde atacarme, qué decirme, me estudiaron completa y ahí fue donde me dieron.

Recuerdo un tweet por el que me mandaron hablar, puse: la Redacción es como el Estado se maneja por compadrazgos, relaciones, intereses.

¿Qué nos queda? señalar afuera y adentro. Esto es pesado, pero también me voy feliz porque fui congruente y estoy tranquila con eso. Me destrozaron pero me mantuve con lo que creo, creo que lo que hice era lo correcto.

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Foto: Jade Ramírez. Fecha de publicación: 1 de septiembre 2021.

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Soy radialista, periodista autodidacta y defensora de derechos humanos.

Autora de Radiografía de la música callejera en 2001, mi iniciación al paisaje sonoro. Gané la Bienal Internacional de Radio en tres ocasiones: radio-arte, radio indigenista y en mesa de debate. Premio Internacional de Periodismo Rey de España en 2008; finalista en 2007 y 2009 del Premio Fundación Nuevo Periodismo por radiorreportajes sobre violaciones a los derechos humanos atravesados por el eje cultura.

Becaria de la Fundación PRENDE en la universidad Ibero y becaria Connectas. Oficial de Libertad de Expresión en la Red de Periodistas de a Pie de 2015 a 2021.

Soy radialista, periodista autodidacta y defensora de derechos humanos.

Autora de Radiografía de la música callejera en 2001, mi iniciación al paisaje sonoro. Gané la Bienal Internacional de Radio en tres ocasiones: radio-arte, radio indigenista y en mesa de debate. Premio Internacional de Periodismo Rey de España en 2008; finalista en 2007 y 2009 del Premio Fundación Nuevo Periodismo por radiorreportajes sobre violaciones a los derechos humanos atravesados por el eje cultura.

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