Aún con reconocimiento constitucional del pueblo afromexicano, prevalecen la discriminación institucional y la marginación en sus comunidades, advierte Bulmaro García, impulsor del movimiento negro. El activista llama a las instituciones a cerrar la brecha y denuncia el estancamiento de gestiones con el INPI por la pandemia
Texto: Daliri Oropeza
Foto: Hugo Arellanes
Ciudad de México.- Bulmaro García Zavaleta nació en una comunidad conocida como Rancho Alegre. Está en la colonia Miguel Alemán Valdez, en el municipio de Cuajinicuilapa en la Costa Chica de Guerrero. En esa ranchería, agrícola y ganadera, Bulmaro tiene su tierra para la siembra. Cuna del movimiento por los derechos del pueblo afromexicano en los años 70.
“El pueblo afromexicano se reconoce porque es alegre”, asevera con firmeza.
La Costa Chica de Guerrero es una de las regiones del país donde habitan más personas afromexicanas. También habitan en otros estados como Veracruz, Tabasco, Oaxaca, Coahuila. Bulmaro los enumera pues ha podido viajar y conocer a las personas que ahí habitan.
Asegura que ha detectado que cada vez más, en estados como Baja California, Jalisco, San Luis Potosí, Morelos, surgen otros grupos de personas que se identifican como afromexicanos. Advierte que es importante una visión crítica del modo en el que los quiere reconocer el Estado.
Cuajinicuilapa fue bautizado recientemente como la Perla Negra del Pacífico. “Orgullosamente puedo decir que aquí nací”, dice en voz alta. La particularidad es que en este municipio inició este movimiento que ya logró su reconocimiento constitucional. Sin embargo hace falta aún para que logre la justicia y la igualdad, y se erradique la desigualdad y la marginación en la que viven sus integrantes.
Esta es una conversación telefónica con uno de los impulsores del reconocimiento constitucional del Pueblo Afromexicano.
El reconocimiento del pueblo afro
—¿Cómo ha sido el reconocimiento afromexicano?
—Todos somos mexicanos, dicen, pero no quieren entender que somos diferentes. Somos iguales pero diferentes. Y entonces nosotros tuvimos que exigir que nos reconozcan con esas diferencias.
¿Somos mexicanos? Claro que somos mexicanos, como lo son los pueblos indígenas, Ñu savi, Me’phaa, Tlapaneco. Son diferentes todos. Así queremos que nos reconozcan a nosotros. Los afrodescendientes somos diferentes.
—¿Por qué los afromexicanos son un pueblo y no son solo colectivos, comunidades o grupos étnicos?
—Los investigadores sociales, antropólogos, para nombrarnos, nos han querido meter en el rollo académico. Nosotros nos consideramos pueblo porque tenemos una cultura propia, tenemos un territorio, tenemos variantes en la forma de hablar, a una sola cosa le decimos de varios nombres.
Si los afromexicanos de Veracruz escuchan ese nombre de la costa Chica de Guerrero o de Oaxaca, a lo mejor no van a conocer. Es lo mismo que con los pueblos indígenas. Hay nahuas, como hay ñomda’a, como hay ñuu savi. En México hay un sinnúmero de pueblos que tienen sus propias costumbres y hablan su lengua.
Hay cosas que enunciamos en español pero con nombres distintos. Se dice que hasta hablamos un español antiguo. Usamos palabras que han desaparecido del español. Nosotros las seguimos pronunciado, por la herencia.
Por decir, una palabra que usamos para expresar “aunque sea”, que es la palabra correcta de la lengua española, algunos dicen: “manque sea”. Para decir sucio puede ser “nejo” o “choco”, de ahí viene negro, choco. Y “chirundo”; quiere decir “desnudo”, “sucio”.
Son palabras que tenemos. Son costumbres que nos identifican como un pueblo diferente, pero el Estado Mexicano no nos considera. Nuestra cultura, nuestro folklor, desconocido para mucha gente, es completamente particular de nosotros.
Por eso, decimos que somos un pueblo distinto, con sus distintas variantes, como las lenguas indígenas. Los nahuas de Guerrero son distintos a los nahuas de la Ciudad de México. La cuestión es que se identifiquen. Por eso nosotros somos un pueblo y ellos son pueblos indígenas.
—¿Qué de lo que vives en Cuajinicuilapa es representativo de la cultura afromexicana?
—Nosotros disfrutamos que somos un pueblo alegre. Un pueblo de mucha fiesta, de mucha celebración, con una marcada actitud de la no acumulación: no guardar dinero. Venimos a este mundo a disfrutar lo que tenemos. Las cosas materiales se disfrutan y se ocupan para lo que son, no para guardarse.
Entonces es la parte que me gusta porque si yo gano una feria, un dinero en un mes, me lo puedo disfrutar en dos días, si es mi gusto ¿No? Aunque mañana no tenga nada. En cambio otras culturas tienen el sentido enfermizo de acumular.
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