Texto: María Ruiz
Fotos: María Ruiz e Invea
CIUDAD DE MÉXICO.- En el corazón de Coyoacán el chef Javier Formento del restaurante uruguayo Entrevero prepara una pizza en una parrilla al aire libre. En la misma parrilla tiene listos los chorizos de los choripanes que venden a ochenta pesos. Junto a él se encuentra Helbert Pacheco, mesero que ofrece detalles del menú y dosis de gel antibacterial.
Al no poder tener mesas llenas y aforo los meseros ahora tienen horarios reducidos, es decir menos propinas: menor salario. Por ello Helbert además de meserear ahora tiene que lavar carros y podar árboles.
Pacheco escuchó que este 11 de enero algunos restaurantes optarán por abrir sus espacios a comensales a pesar de que la ciudad permanece en semáforo rojo. Él no cree que sea buena idea: “Si vienen y nos clausuran va a ser peor: la multa, (estar) en mes cerrados” comparte.
Su compañero, el chef Formento cuenta que no han sido días fáciles: “ (Después) de tres meses cerrados, luego no nos dejan vender. Nunca salimos a flote y los empleados, no los jefes, son los que la están pasando peor” expresa.
En Entrevero las pérdidas han sido aproximadamente del 50 por ciento.
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