Frenar “La Charrería”: una amenaza ambiental impulsada por la iniciativa privada
“El primer punto del pliego petitorio es que la termoeléctrica no se instale en Juanacatlán. Tampoco en ningún pueblo de la cuenca del Río Santiago. Nuestras comunidades, como ya lo hemos gritado durante todos estos años, no pueden recibir una industria más. Si la termoeléctrica se instala vemos un riesgo. Si los proyectos industriales siguen llegando a nuestro territorio para nosotras eso ya es insoportable, inviable y es urgente la necesidad de detenerlo».
-Rebeca, pobladora de Juanacatlán y parte del Consejo Indígena de Juanacatlán.
El pasado 11 de marzo se llevó a cabo una conferencia de prensa de la Agrupación Un Salto de Vida donde manifestaron las preocupaciones de la amenaza ambiental las y los habitantes de las localidades de Juanacatlán y El Salto del proyecto termoeléctrico «La Charrería».
En la conferencia se expuso que las autoridades estatales y federales emitieron oficios de »una supuesta negativa de existencia del proyecto». Esto después de la movilización que realizaron el 28 de febrero en contra de la termoeléctrica que se pretende construir en Juanacatlán,
El abogado Juan Carlos Flores e integrante del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua Puebla Morelos Tlaxcala, explicó la situación de los juicios y los riesgos ante la posible reactivación del proyecto.
Destacó que desde el año 2019 se interpusieron tres juicios de amparo contra la construcción y funcionamiento de la termoeléctrica »La Charrería».
Suspensión del proyecto termoeléctrico
Agregó que, desde octubre de 2020, se otorgó una suspensión para detener cualquier acto relacionado con la construcción de “La Charrería” con la ejecución de diversos peritajes.
»El peritaje en materia de antropología oficial da cuenta que para el municipio, la comunidad de Juanacatlán es considerada una comunidad indigena de origen coca, y este proyecto afectaría gravemente su vida comunitaria», explicó.
Por otro lado, agregó que se realizó un peritaje oficial en materia de hidrología para evaluar la disponibilidad de agua. Sin embargo, añadió, dos o tres años después, no hay agua y hay crisis hídrica.
»Los elementos que componen el agua de purga de la termoeléctrica sobrepasan las normas oficiales. Esto causaría una grave contaminación al Río Santiago, más de lo que ya existe».
»Además, las centrales termoeléctricas que, dicen, ocupan agua de plantas tratadas tienen muchos problemas. Por ejemplo, la central termoeléctrica de Huexca no funciona de manera adecuada y regular. Esto porque el agua que llega de la planta tratadora no tiene la misma composición que el agua que tratan de la ciudad de Cuautla».
Sugirió que tampoco funcionará un proyecto de este tipo en el occidente del país, pues el agua tiene que estar sumamente purificada.
La Charrerría, un proyecto público para la iniciativa privada
Además, destacó que el interés detrás de la termoeléctrica es privado y productivo.
«No es una zona que pueda recibir otro proyecto con impacto ambiental por la grave fragilidad que existe. Está el polígono de fragilidad ambiental en estos municipios, lo que hace inviable la instalación de una central termoeléctrica”.
Además, precisó que la capacidad de generación de energía eléctrica en el país es mayor a la que necesitamos. Es decir, estos proyectos de generación eléctrica a través del gas natural, en realidad buscan validar el consumo de gas en las zonas industriales.
“Las centrales termoeléctricas consumen la mayor parte del gas natural que viaja por los gasoductos. Esto permite que sean de gran dimensión y que las industrias de la zona puedan aprovecharlo: abaratando sus costos y aumentando la velocidad de producción. No es la generación eléctrica, sino la llegada del gas natural que reduce costos de producción y acelera los procesos industriales.»
La lucha de las comunidades de Juanacatlán y El Salto
Los pueblos contra la instalación de la termoeléctrica es una lucha por la defensa del territorio. Los peritajes anticipan el impacto sobre la vida comunitaria indígena, el acceso al agua y a la cuenca del Río Santiago.
La suspensión judicial vigente y la situación ambiental de la zona demuestran que la termoeléctrica es inviable. Y, sobre todo, responde a intereses privados disfrazados de desarrollo energético.
Además, las autoridades han tratado de desmovilizar a las y los pobladores con comunicados ambiguos y sin garantías reales de cancelación del proyecto. Mientras, los juicios siguen su curso y el riesgo de reactivación está presente.
Sin embargo, las comunidades han dejado claro que no permitirán que entreguen su territorio a las industrias y a los intereses del capital. La exigencia es contundente y legítima: la termoeléctrica no debe instalarse en Juanacatlán ni en ningún otro punto de la cuenca del Río Santiago.
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Abigail Arias
Estudié Pedagogía en la UNAM y actualmente soy estudiante de Antropología en la Universidad de Guadalajara. Lucho por la revolución y por otra sociedad.
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