Escribo porque Existo: lo que parece amor

por Lina Ramoshace 6 meses

^{Por: Lina Ramos. Imagen: Archivo. Fecha: 23 Octubre, 2023}

Me causa curiosidad que en general la comunicación y las relaciones sociales suelen ser complicadas. Casi todo el mundo tiene alguna relación insatisfecha y sin embargo la mayoría señala o critica a otras personas por no tener relaciones perfectas.

En la cultura popular el discurso es muy importante, porque supuestamente es un reflejo de la realidad. El lenguaje es la envoltura material del pensamiento.

Pero en la vida real el discurso no siempre es utilizado con este fin. También puede manipularse para crear una realidad que no corresponde con las acciones, lo que origina relaciones de poder, crea confusión y en ocasiones dolor.

Los juegos de poder en las relaciones de pareja o de amistad son especialmente complicados. El supuesto lazo que une a estas personas es el cariño, no el dinero, el trabajo o el sometimiento de uno hacia otro.

Mientras que el poder puede ser el eje básico de la dinámica, como este no se nombra ni se hace explícito, las herramientas para revertirlo se reducen al mínimo porque además el amor sí que está presente. Pero lo está de manera periférica.

Acceder a realidades más amables

El tiempo que le puede tomar a una persona darse cuenta de que no está recibiendo amor o respeto y ponerse a salvo es indefinido.

Depende de los recursos que le puedan fortalecer para salir de ahí, como amistades que sí le quieran y le puedan dar su perspectiva, que tenga los medios para ir a proceso psicológico y que además el/la terapeuta sepa acompañar a la persona en este tipo de problemas, que tenga una red lo
suficientemente amplia que le permita acceder a otras realidades más amables, que tenga a su disposición los recursos materiales necesarios.

Al convivir tanto tiempo con una persona que sistemáticamente nos lastima y que al mismo tiempo nos ofrece momentos de cuidado o de diversión o nos da dinero vuelve el mensaje mucho más confuso porque ¿Cómo es posible que esta persona que me hace sentir tan bien también puede romperme el corazón?

Conciliar ambas partes es muy difícil, es doloroso y requiere valentía porque implica cuestionar los patrones que acostumbramos.

El mito de lo privado y lo íntimo

El hecho de que haya tanta crítica hacia las relaciones violentas sin empatía ni curiosidad o cuidado, es un reflejo de ese mismo patrón de comportamiento para alejar el problema de nosotrxs.

Para crear la ilusión de que nada tiene que ver con quienes somos -la violencia en una relación ajena- ni en lo personal ni en lo colectivo, se usa como argumento el mito de lo privado como un círculo al que no nos corresponde entrar; ignoramos que, eso que pasa ahí, se alimenta de las creencias patriarcales y capitalistas del mundo.

La crítica destructiva nos intenta convencer de que somos moralmente superiores por detectar las fallas de otrxs y sacamos de la ecuación todas las veces que nos hemos sentido atrapadas por no poder o saber hacer las cosas mejor, por herir a quienes hemos amado o por desdibujar nuestros propios límites por amor.

Diferenciarse con respeto de lo que fue

Incluso después de que esa relación haya terminado, hace falta que muchas piezas implicadas en la dinámica se modifiquen para que el ciclo se cierre creando así nuevos deseos y diferenciándonos con respeto de lo que alguna vez fue.

La distancia nos pude hacer idealizar a quien alguna vez pensamos que nos amó, minimizando los malos recuerdos y sobrevalorando los buenos.

Pueden pasar años y de repente, por alguna coincidencia, un encuentro casual, la frase de una película, un sueño, un comentario inesperado, el tiempo y la distancia terminan por cumplir su cometido y el proceso al fin encuentra su cauce al fin somos capaces de reconocer las heridas desde el respeto y nos damos cuenta de que hicimos lo mejor que pudimos, que la vida no es perfecta y nunca ha tenido la intención de serlo.

Es posible, pero para eso debemos ser sinceras y valientes. Utilizar el lenguaje para describir lo que nuestro cuerpo siente y nuestros ojos miran y nuestras manos tocan, la coherencia es sanadora.

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