Escribo porque existo: Otro porno es posible

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Escribo porque existo: Otro porno es posible

Por: Lina Ramos. Imagen: Especial. Fecha: 8 abril, 2024

¿Alguna vez has visto porno? ¿Qué tipo de porno ves? ¿Qué te hace sentir ver porno?

La industria multimillonaria de la pornografía es la más exitosa de la industria audiovisual y reúne más dinero que todas las redes sociales juntas.

Radicalmente opuesto a esta realidad en la cotidianidad la gente no habla sobre porno, al contrario, esta actividad se practica en la intimidad de la soledad y un dispositivo conectado a internet.

No siempre fue así, antes de que se inventara el VHS en la década de los 70, los cines eróticos estaban en su mejor momento y por ende construían otras formas de compartir el deseo y el placer.

Ahora en pleno siglo 21 el formato del porno combinado con el moralismo de los grupos religiosos -y algunos grupos feministas- o el incremento de la violencia expuesta, genera una cultura de la desinformación alrededor del sexo: se confunde la realidad con la ficción y perpetúa la culpa o la vergüenza hacia el placer.

Otro porno es posible

El hecho en sí mismo de querer ver a alguien excitándose no es malo, no es sucio.

La modernidad en la que vivimos construye la privacidad de la que estamos acostumbradxs, pero apenas tiene un mínimo de tiempo existiendo.

El grueso de la población no siempre ha tenido las condiciones que hoy normalizamos para tener intimidad con una pareja sexual, observarlo no se consideraba incorrecto porque las condiciones materiales así lo construían, así como que hoy se construye de forma diferente.

Hace poco leí un libro sobre pornografía y transfeminismo y es por eso que escribo sobre este tema hoy.

Siento la necesidad de abrir esta conversación para poder solucionar los problemas que ocasionan el guardar silencio frente a un tema tan polémico y transversal.

Un porno responsable sería en el que todxs los miembros de la producción tuvieran oportunidad de leer el guión y expresar su consentimiento para participar en todas las escenas, con la posibilidad de negociar y negarse a lo que no deseen hacer.

Cuidar el proceso en la producción

Un porno responsable busca un casting entusiasta y orgulloso de compartir su deseo a lxs demás, en lugar de ser una herramienta de control de cuerpos y de prácticas hegemónicas de sexo.

Si el porno es responsable está abierto a la posibilidad de incluir prácticas sexuales y cuerpos no estereotípicos, para ampliar las posibilidades del deseo, para incluir simbólicamente a todas las existencias dentro del derecho al erotismo.

Un porno que nos hace cuestionar no se llama porno, se llama posporno y es un movimiento político impulsado por algunas actrices porno como Anne Sprinkle.

En el libro que leí relataba un performance sobre posporno hecho por un colectivo: consistía en ofrecer masajes eróticos a los espectadores para después pagarles por ello.

Todxs estaban disfrazadxs de gatos y se ensuciaban de comida mientras se paseaban semidesnudxs por el escenario, alternando momentos de sexo explicito.

Una política del placer y el trabajo del placer


Me quedó claro que una política prohibicionista lejos de resolver un problema, lo esconde y lo complejiza.

Las personas tienen derecho a disfrutar de observar el sexo y de entender que es ficción, que es importante conocer a tus parejas sexuales para aprender a dar y recibir placer.

Que todas las prácticas eróticas que aparezcan dentro de los estándares del respeto y la seguridad son válidas, incluso si implican dolor.

Algunos feminismos han optado por prohibir la prostitución dentro y fuera de las cámaras, pero lejos de mejorar la vida de las mujeres que las practican, se les niega una fuente de ingresos que les solucionan la vida y, al mismo tiempo, las personas que usan estos servicios nunca son señaladas: el problema de la desigualdad se sigue perpetuando.

Nos toca hacer el porno que hemos imaginado.

Un porno libre que nos represente y le haga honor al deseo que habita en nosotras, nos toca criticar al porno mainstream que reproduce estándares violentos corporales y sexuales, nos toca vencer y trabajar la culpa por ser seres sexuales libres de cachondear.

Otro porno es posible.

La anterior publicación de esta sección, léela aquí.

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Psicóloga, feminista y actriz.

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