El narco se disfraza de pueblo: Adicción, traición e imitación del CO

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El narco se disfraza de pueblo: Adicción, traición e imitación del CO

Por: Abigail Arias. Foto: InSight Crime. Fecha: 12 de agosto, 2024

El antropólogo Claudio Lomnitz problematizó sobre el papel de las adicciones en la destrucción de la juventud y expone la manera en la que el crimen organizado actúa en nombre del pueblo. 

Lo hizo en el ciclo de conferencias Teología política del crimen organizado organizadas por el Colegio Nacional.

Una sesión se tituló «Adicción y traición» donde el antropólogo comenzó señalando que, tradicionalmente, la adicción se percibe como un reflejo de debilidad que lleva al adicto a someterse a influencias externas, como «falsos amigos» o relaciones dañinas.

La consideración del antropólogo es que la adicción reduce el apego a las relaciones primarias y lo sustituye con una lealtad hacia los amigos o amantes llamados falsos, que se convierten en una obsesión irresistible como si el adicto estuviera poseído. Olvida sus deberes primarios para someterse a intereses ajenos. 

La soberanía negativa castiga la traición con muerte

Lomnitz abordó el término »chapulineo», el cual se usa originalmente en el contexto político para describir a aquellos que cambian de partido para su propio beneficio.

Este término ha sido adoptado por el crimen organizado para referirse a la traición, ya sea entre miembros que cambian de cártel o consumidores que compran a la competencia.

Este fenómeno ha dado lugar a una violencia extrema contra los «chapulines», quienes son asesinados regularmente, aunque poco se hable de ello.

Los cárteles prefieren ver morir al adicto que permitir que su adicción haga más fuerte a otro cártel. Prefieren matar a sus narcomenudistas a que le den su lealtad a una organización rival. 

La conexión entre adicción, lealtad y traición, hace de la figura del usuario un símbolo clave en la teología política que hemos venido discutiendo 

Lomnitz, antropólogo autor del libro Para una teología política del crimen organizado

El usuario es caracterizado por el antropólogo como un esclavo de la droga y de sus dealers; son sacrificados cotidianamente, pues la policía los lleva presos en lugar de los empleados del cártel.

Sus cuerpos destrozados son usados para mandar mensajes a autoridades gubernamentales y a miembros de otro cartel, anótó.

Narrar horror; usuarios en riesgo

La soberanía negativa selecciona sus chivos expiatorios para producir horror y dice, se trata de un regalo que quita y no un regalo que da.

Lomnitz también destacó cómo la adicción a las drogas en México, ha dejado de ser un problema únicamente externo.

Esa división entre productores mexicanos y consumidores estadounidenses no se mantiene, la acción se ha convertido en un problema interno que afecta no solo a las comunidades y familias, sino también a los propios cárteles: implica una lealtad a la droga como un lazo a un proveedor, subrayó. 

Lomnitz expuso que en México solo hay 304 centros para anexar usuarios de sustancias que están legalmente reconocidos, más de 3 mil operan de manera irregular.

En los primeros se debe contar con profesionales como psicólogos y psiquiatras. No se puede retener a nadie a menos que la vida del usuario esté en peligro o ponga en riesgo la vida de alguien más.  

Según Lomnitz, los anexos pueden tener un carácter carcelario, pues muchas veces se interna a usuarios por la fuerza, pero también pueden funcionar como »corral de retención» y como propuesta de transformación personal.  

Entre la promoción y la prohibición de las drogas  

Lomnitz concluyó que las drogas ilegales dieron origen a los cárteles, por lo que promover una cultura de la droga parece coincidir con sus intereses.

Sin embargo, advirtió que existen contextos en los que las políticas de los cárteles se dirigen en contra de ciertos consumidores o drogas específicas, especialmente cuando los clientes se convierten en consumidores de una organización competidora o cuando la adicción afecta el rendimiento de los empleados del cártel. 

Por otro lado, Lomnitz señaló que la escuela es la unidad social clave para el análisis de la adicción y sus implicaciones en la formación de sujetos sociales.  

En pueblos y ciudades, los barrios –es decir, las camarillas juveniles– se forman en las secundarias y preparatorias, debido a que allí se concentran jóvenes de barrios aledaños que se convierten en rivales en las escuelas.

En nombre del pueblo

Claudio Lomnitz cerró el ciclo Teología política del crimen organizado el 12 de julio, con su cuarta y última conferencia titulada En nombre del pueblo.

Lomnitz explicó que, aunque el crimen organizado no puede crear el entramado de instituciones que conforman el poder legítimo del Estado, sí puede, en ocasiones, disfrazarse de Estado y actuar como supuesto portavoz del pueblo.

El crimen organizado que actúa en nombre del Estado y el crimen organizado que actúa en nombre del pueblo, señaló, se basa en la mimesis: la capacidad de confundirse con los agentes del gobierno o con los voceros del pueblo. 

Este intento de mimetización con el pueblo representa una maniobra en ruta inversa a la que dio origen al crimen organizado. En sus inicios, los miembros de estas organizaciones buscaban diferenciarse radicalmente del resto de la sociedad, construyendo una sociedad secreta que implicaba una ruptura moral con la norma social.  

A pesar de esta separación inicial, Lomnitz subrayó que siempre ha existido un interés por parte de quienes se dedican a la economía ilícita en ser reconocidos por la sociedad dominante, lo que crea una tensión entre la necesidad de separarse de la norma y el deseo de reintegrarse a la sociedad, pero en una posición superior. 

Estética y estilos de vida

En este contexto la figura del «buchón» y la «buchona» surge como símbolo de esta identificación con el valor monetario y las mercancías a las que el pueblo tiene usualmente poco acceso.

Lomnitz citó a Marx para ilustrar esta operación simbólica:

«Lo que mediante el dinero es para mí lo que puedo pagar. Es decir, lo que el dinero puede comprar, eso soy yo, el poseedor del dinero». 

El antropólogo evidenció como el Estado mexicano ha intentado, con resultados inestables, interpelar a los agentes de las economías ilícitas como parte del pueblo. 

Sacó a colación las declaraciones del presidente López Obrador sobre el conflicto en Tila, Chiapas, en el que dos grupos armados provocaron el desplazamiento de miles de pobladores.  

El presidente describió el conflicto como «una confrontación dentro del mismo pueblo» y no como una lucha contra el aparato del Estado, lo que refleja la ambigüedad de tratar a estos grupos armados como parte del pueblo. 

Una conclusión clave es que el crimen organizado, al estar armado y buscar mimetizarse con las fuerzas armadas del Estado, además de la estratificación al interior de los cárteles -donde se encuentran los personajes más ricos del país con »esclavos cautivos»- complica identificarles como pueblo. 

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No omitió mencionar la dimensión transnacional de la economía ilícita, pues proteger a estos agentes sin legalizar su economía puede provocar conflictos internacionales, como ya ha sucedido en la relación del gobierno mexicano con ciertos cárteles.  

El narco se disfraza de pueblo: Adicción, traición e imitación del CO es la primera de dos entregas de este tema.

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Abigail Arias
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Estudié Pedagogía en la UNAM y actualmente soy estudiante de Antropología en la Universidad de Guadalajara. Lucho por la revolución y por otra sociedad.

Estudié Pedagogía en la UNAM y actualmente soy estudiante de Antropología en la Universidad de Guadalajara. Lucho por la revolución y por otra sociedad.

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