Crystal para el deporte, sexo, trabajar: soldados-máquina de la guerra

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Crystal para el deporte, sexo, trabajar: soldados-máquina de la guerra

Por: Brenda Vázquez. Foto: CHS/Especial. Publicación: 6 / 02 / 2023

La incertidumbre y la violencia se han marcado sobre los cuerpos y las subjetividades de quienes habitan este tiempo y espacio de terror.

Las personas deben habitar, desarrollarse y significarse entre la supuesta guerra contra el narcotráfico, las guerras entre ellos; el aislamiento, la pandemia, las constantes amenazas entre las grandes potencias y todo tipo de crisis: climáticas, políticas, económicas, institucionales y sociales.

La violencia actual en México se adjudica al crimen organizado.

Esta se reafirma y reproduce en valores, coyunturas profundas del Estado y la sociedad, como la impunidad, la corrupción, la acumulación de poder, el sexismo, la misoginia, el clasismo, el racismo; se relaciona con el proceso de extermino y acumulación capitalista.

Un país donde las madres tienen que aprender a identificar el olor a muerto, que salen a preguntar, cavar y buscar a las personas desaparecidas, donde se pasea un tráiler lleno de cuerpos sin identificar, donde fusilan a 17 personas y no existe delito qué perseguir, porque no existen cuerpos.

Un país que huele a muerte, en donde hablar de violencia y justicia no es suficiente.

Donde, todas estas personas, las que están y se quedan, experimentan la angustia, la falta, el miedo y el dolor provocados por quienes les atacan o la ineficacia de las autoridades.

Enfermedad social

Entre la falta de memoria, pertenencia, pasado y comunidad y este peligroso e incierto presente, el futuro deja de ser visto como un espacio donde quepan las promesas o la esperanza.

Entre el miedo, la incertidumbre, la impotencia o el sufrimiento propio de la época, dice Lipovetsky que “la modernidad, el futuro, ya no entusiasman a nadie”.

La falta de entusiasmo y el exceso de malestar en la subjetividad, entre otras cosas, provoca y refuerza la indiferencia individual y colectiva ante la injusticia y crueldad.

La apatía e indiferencia son una de las muestras del deterioro humano y solidario de los sujetos, pero también pueden ser una respuesta de éstos ante la realidad que los desborda, y a la que se adaptan de diversas formas.

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Además, pareciera que entre más aumentan el malestar subjetivo y material, la violencia, la decadencia y las crisis, suben las exigencias de productividad y realización sobre las personas.

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Las falsas razones de estar bien

Una imposición y responsabilización individual de ser productivos y exitosos en un entorno sumamente decadente, o felices en un entorno de terror e incertidumbre, es el contexto actual.

Hay libros, cursos, terapias, coaching y prácticas que promueven la autoayuda y empoderamiento del individuo, que entre otras cosas, arraigan la creencia de que el éxito se basa en la meritocracia y los esfuerzos personales.

Con un principio y finalidad hedonista de evitar el dolor provocado por malestares físicos y psíquicos: fracaso, fatiga, sensación de vacío y angustia, sin indagar en los motivos profundos y sociales, pero generando una supuesta armonía en el sujeto, para que éste pueda ser productivo y activo en la búsqueda de sus ambiciones.

Sumado a esto, ante la insuficiencia y falta de efectividad de las diversas prácticas positivistas y motivacionales, estas se pueden sustituir o complementar con la amplia gama de productos que ofrece la industria farmacéutica.

Por si sola “La medicalización del sufrimiento psíquico» que considera a la tristeza como una enfermedad, cambia por completo la relación que las personas tienen consigo mismo.

Esto complejiza todo, considerando la extensión que tiene la medicalización de la vida en general, no solo del sufrimiento y eso problematiza aún más la relación de la persona con su entorno.

Medicarse, el paso previo

En la actualidad existe toda una cultura de la medicalización derivada de la industria farmacéutica que genera sociedades y personas pro autorregulación por fuentes externas.

Esta cultura abarca y promueve la intervención de la medicina en muchos ámbitos de la vida, patologizando el comportamiento social e individual, atacando las causas aparentes de las problemáticas, sin tratar las causas profundas, que suelen ser de naturaleza social.

La autorregulación del sufrimiento y potencialización de la vida no abarca solo la industria farmacéutica, sino que se extiende a otro tipo de sustancias legales e ilegales:

En este contexto, el alcohol y las drogas se convierten en bienes de consumo y se incorporan al mercado.

Son bienes deseados por las mismas razones que se desean otros objetos, bajo la premisa: este consumo hará la vida más productiva y agradable o un poco menos dolorosa.

En esta lucha cotidiana por sobrevivir, no se busca sanar el sufrimiento, entender el malestar, sino anestesiarlo y escapar de ello.

“Hemos desarrollado un complejo escapista. Este complejo escapista es autodestructivo” dice Michael Tabor en Capitalismo más droga igual a genocidio, desde 1969.

Felicidad, felicidad, felicidad

Pensar el consumo de sustancias solamente como una herramienta de evasión de sujetos enfermos, con problemas o traumas individuales, autodestructivos, sin voluntad, débiles o criminales, además de fomentar estigmas, limita en entendimiento de este fenómeno y su evolución.

Desde finales de los noventas se comenzó a relacionar las motivaciones del consumo de sustancias con el mantenimiento de la productividad y para elevar la competitividad, rendimiento y confort psíquico, motivaciones que no se relacionan con un tipo de persona pasiva o evasiva.

Esto se podía observar en algunos entornos laborales y deportivos, pero también se dio su uso instrumental para conseguir beneficios específicos relacionados con el desempeño intelectual o la apariencia física.

Esta inclinación social por las sustancias que elevan el rendimiento, se relaciona directamente con el aumento de la oferta de todo tipo de sustancias, legales o ilegales con esas cualidades.

La metanfetamina irrumpe como una sustancia que ofrece efectos de estimulación y euforia.

Puede ser utilizada por diversos fines y personas, es una sustancia accesible en todos los sentidos y lugares del mundo.

Obedece de forma instantánea a la imposición de la felicidad, el goce y el éxito, basado en la propaganda positivista e individualista que le otorga toda la responsabilidad de su bienestar material, corporal y mental a las personas. 

Además, como lo muestra la historia, esta es una sustancia que responde ampliamente a contextos de guerra y postguerra, al ser momentos de tensión, incertidumbre, peligro, malestar, pero que requieren de un alto compromiso y nivel de productividad de los “soldados”.

La metanfetamina tiene la cualidad química de estimular la productividad y ofrecer por corto tiempo, la sensación de euforia, satisfacción, autoestima, poder y fuerza.

Humano-máquina

En los primeros encuentros ofrece a usuarios, un sinfín de beneficios relacionados con la productividad, pero también con su felicidad y desarrollo personal:

La verdad un efecto maravilloso, encantador, no hay nada mejor que eso, te sientes feliz, te sientes invencible, el más feliz de todo el mundo, me daba placer […] He perdido muchas horas de sueño por el crystal, pero han servido para otras cosas. En vez de dañarme me ha ayudado mucho últimamente en el desempeño y hasta en lo económico.

A, encuestado en 2021

El consumo de sustancias para sobre llevar la existencia y potencializar el rendimiento se utiliza en diversos aspectos de la vida, lo que demuestra una inclinación de estos a convertirse en una clase “humano-máquina”.

Se trata de un cuerpo percibido y valorado por su capacidad instrumental, utilizado como energía y engrane para del movimiento de una máquina de producción o de guerra.

El humano maquina como menciona Jappe, refiere a un cuerpo manipulado por la gestión científica o industrial, orientado a potencializar su productividad para el uso económico.

Ese cuerpo regido bajo expectativas de rendimiento y funcionalidad artificiales, busca en cualquier práctica u objeto una herramienta que le permita funcionar ante las exigencias de productividad impuestas.

No tiene que ver con ritmos y necesidades naturales del cuerpo, y es el cuerpo el que tiene que adaptarse a las necesidades de la industria.

Consumo de crystal para el rendimiento laboral

El consumo para producir se da en entornos laborales, que en la actualidad presentan formas extremas de precariedad, explotación y desprotección e incrementa en las personas la angustia, incertidumbre y autoexigencia para mantenerse vigentes y competencia.

El consumo de sustancias dentro del ámbito laboral es una dinámica que presenta características específicas del contexto actual, pero que ha existido durante muchas etapas de la historia.

Existe una antigua relación del sometimiento o control de los esclavos y trabajadores explotados con el consumo de sustancias; el fin es suprimir los malestares físicos y psíquicos provocados por la explotación.

Por lo que grupos como madres solteras o personas con trabajos múltiples, mal pagados y tediosos, recurren al consumo de estimulantes ilegales como la metanfetamina, para incrementar su energía y mantener su productividad en lo social y laboral.

Esta sustancia es asociada con el trabajo sexual nombrada como “droga de camping”, por su uso popular entre choferes que realizan trayectos largos o con estudiantes que requieren mantenerse despiertos.

En la mayoría de los casos este tipo de consumo no refiere a una ambición por tener más, sino a una necesidad de trabajar siempre más para acceder a lo mínimo, como lo dice una persona que trabajaba descargando tráileres:

Yo consumía cuando trabajaba, lo usaba y mi patrón sabía que lo consumía, yo le decía que no le robaba, le decía a mi patrón déjame fumarla, yo hago todo el trabajo que tú quieras, pero yo voy a seguir con esto. La verdad yo podía trabajar dos turnos, día y noche, día y noche.

J, encuestado en 2021

En el caso específico del testimonio, la omisión o indiferencia ante el consumo, por parte del encargado, quien lejos de tratar de contenerlos o ayudarlos, es preocupante, considerando qu la persona era menor de edad.

Rendir, rendir, rendir

Lo anterior es una clara muestra de la negligencia e indiferencia por parte del encargado, que se puede replicar en otros empleos, pero la atención a los consumidores no se debe confundir con la sanción como pasa en muchos entornos laborales.

Dentro de la encuesta realizada se les cuestionó si consumían para trabajar, a lo que 18 personas contestaron que no y 104 personas contestaron que sí.

De esas 14 comenzaron su consumo por este motivo, siendo un porcentaje bastante alto de personas que relacionan el consumo de crystal con el mejor rendimiento laboral.

Crystal para adelgazar y el rendimiento físico

Además de la exigencia de rendimiento y productividad laboral, económica, profesional, las personas se están orillando a adaptar otros aspectos de su vida a imposiciones de todo tipo para figurar como un alguien exitoso.

Ya no solo importan los logros económicos y de productividad, sino que es necesario que el cuerpo y la subjetividad se adapten a la imagen en valores dominantes: cómo se tiene que vivir, sentir, producir y lucir.

Una de las características atribuidas a lo que se considera un cuerpo bello y estético, es la delgadez. El mercado ofrece un sinfín de recetas mágicas, medicamentos e intervenciones que se utilizan para poder bajar de peso.

Pero la mayoría son poco accesibles para el común de las personas o estafas, esto genera que se busquen otras vías para lograr sus objetivos como la adquisición de fármacos en el mercado ilegal o sustitutos, como el crystal.

La metanfetamina para adelgazar se comercializó y popularizó en los años cincuenta, pero en la actualidad este tipo de uso es poco recomendado por los y las profesionales, en tratamientos terapéuticos se da solo en casos extremos y específicos.

El crystal se muestra como una alternativa para adelgazar, ya sea por el conocimiento de su uso como fármaco para bajar de peso, o porque conocen que las personas que consumen crystal tienden a adelgazar muy rápido.

Esto puede llevar a que las personas inicien su consumo, considerando que lo dejarán cuando logren sus objetivos estéticos, pero que en ese proceso pueden llegar a desarrollar una dependencia a la sustancia, entre otras consecuencias.

«Favorable» consecuencia

Empecé a consumir cristal con el propósito de bajar de peso y tener más energía, lo obtuve, pero a cambio le doy mi salud mental, a todas horas pienso en cristal y mi corazón se acelera, me hago la fuerte para no consumir a todas horas, es una sustancia altamente adictiva una vez que entras será difícil salir

E.G. encuesta de 2020

También existen personas que como tal no inician su consumo de crystal motivados en perder peso, pero sí lo mantienen por este aspecto, como una especie de ventaja extra que se obtiene por el consumo:

Me gustaba mucho como me veía, yo baje 26 kilos, pero no era solo por ese motivo, pero sí conozco gente que decía, -solo lo voy a consumir porque está de moda para adelgazar, respondió una persona encuestada.

Otra mencionó: yo decía no quiero estar gordo, yo quiero estar delgado siempre y esta cosa, ush la fumo y ahuevo tengo un chingo de energía, puedo ir al gimnasio, hago un buen de ejercicio y adelgazo en chinga.

También se observa su uso para potencializar el rendimiento físico en el ejercicio, similar a lo que se conoce como “pre entreno”.

Según la encuesta realizada, 71 personas respondieron que sí consumían crystal para adelgazar en su mayoría mujeres y 52 personas que respondieron que no.

También se les preguntó sobre el consumo con relación al ejercicio, a lo que 22 personas contestaron que sí, la mayoría hombres mientras que 48 dijeron que no.

Consumo de crystal y rendimiento sexual

En una conversación que tuve con un amigo donde le conté sobre la investigación que iba comenzar para mi tesis, me comentó que él tenía muchos amigos y conocidos que consumían o habían tenido problemas serios por el consumo de crystal.

También, cómo en la comunidad gay en general, era una sustancia cada vez más popular.

Y aunque el aumento problemático de este consumo, no se centre en la comunidad gay, existen elementos particulares que han popularizado esta sustancia dentro de este perfil poblacional.

Principalmente su relación con el inicio y mantenimiento de su consumo con propósitos sexuales.

El sexo y el consumo de sustancias como práctica ha sido descrita, analizada y utilizada principalmente entre la comunidad gay o los HSH (hombres que tienen sexo con hombres).

Se nombra comúnmente “chemsex” y este término se comenzó a utilizar en Reino Unido a partir de 2012, como una conjugación de la abreviación de chemicals (químicos) y “sex”, para definir la práctica de tener relaciones sexuales prolongadas bajo el efecto de sustancias químicas.

Crisis de salud pública

En algunos países como Reino Unido, Estados Unidos y Australia el chemsex es considerado una crisis de salud pública, mientras que en México y otros países de América Latina, este es un fenómeno nuevo y poco descrito.

Sin embargo está en aumento, sobre todo, en ciudades como Monterrey, Ciudad de México y Guadalajara donde existen más acceso a los entornos, fiestas o la información alrededor del chemsex.

Esto se extiende por todo el país gracias a las redes sociales y otras aplicaciones digitales.

Precisamente el internet y el crystal se han registrado como factores importantes en el aumento y problematización del chemsex entre la comunidad gay y en el aumento de las prácticas de riesgo, sexuales y de consumo, entre la población heterosexual.

La combinación del crystal y el sexo es una práctica entre homosexuales y heterosexuales, no como una práctica explícita y colectiva hacia el chemsex, para tener un largo rendimiento sexual, sino como algo derivado de la situación y los efectos de la sustancia:

Entre la banda cricosa es el secreto a voces de la función sexual de este pedo, pero sí está estigmatizado 

Encuesta en 2021
Sin generalizar por orientación sexual

Cada letra dentro de la comunidad LGBT+ representa particularidades que distinguen entre sí las distintas manifestaciones de las disidencias sexuales, con diferentes matices dependiendo del contexto, en donde, no todas las grupalidades se ven afectadas o influenciadas de la misma manera.

Por ejemplo, una de las entrevistadas fue una mujer lesbiana y se le cuestionó sobre su percepción del consumo de esta sustancia dentro de la comunidad lésbica o sus conocidas, si era algo que consideraba masivo o con particularidades, ella respondió que:

Yo casi todas las personas con las que consumí eran heterosexuales, no me tocó. Los hombres se ponían super mal pedo, lo entiendo porque pues los hombres siempre quieren tener sexo, entonces dos hombres drogados y todo, dijo I en 2020.

Es obvio que una sola experiencia no basta para realizar una afirmación o problematizar de manera general, pero al igual que ella, considero es posible observar cómo esta tendencia se realiza sobre todo en hombres, ya sea heterosexuales o no, a su vez por factores socioculturales relacionados con la sexualidad y la masculinidad:

Estas en los grupos ¿no? Y has visto cual es el comportamiento básico de un hombre, sea hetero o sea gay tienen un comportamiento, dice A en 2021.

Estos comportamientos “básicos” son un reflejo de los roles sexuales que otorga a los hombres una mayor libertad respecto al sexo y al consumo de sustancias, donde este puede ser un elemento de prestigio.

Experiencias

En la encuesta realizada pregunté si habían consumido crystal para tener relaciones sexuales, 87 personas respondieron que sí y 33 que no.

La mayoría de las personas que respondieron que sí, eran heterosexuales 35 hombres y 22 mujeres.

Que las personas relacionen su consumo con el sexo no quiere decir que hayan iniciado su consumo de crystal enfocado en el desempeño sexual, de hecho, nadie lo relaciono con el rendimiento sexual, por lo que sobre todo en la población hetero es más una práctica adquirida y agregada a su consumo, que de inicio.

Lo anterior a diferencia de lo que puede suceder con el aumento del consumo de crystal dentro de la comunidad gay, donde el consumo de esta sustancia y otras, puede iniciar y mantenerse con relación al sexo, como lo menciona la siguiente respuesta Creo que una de las razones por la cual utilizaba drogas era porque normalmente quería sentir más en el sexo, entonces la mayor parte del porque utilice una droga, fue para coger.

Además, en relación al chemsex se han popularizado métodos de administración que en otros contextos son, o podrían ser, considerados de alto riesgo.

Por ejemplo, el consumo intravenoso de metanfetamina, que es cada vez más utilizado entre los practicantes de consumo con fines sexuales, pero que tiene un riesgo elevado de intoxicación y dependencia. Se le conoce como slamming o slamsex.

Yo lo utilice así por chemsex. Toces, no sé porque, pero siempre toces, como si te faltara el aire un momento y luego empieza el rush super carbón, o sea yo me acostaba, me tocaba, incluso recordarlo hace que me excite, es un mega, mega orgasmo, coger así es wao, demasiado adictivo

JP, encuestado en 2022
Experimentación corporal

También, es posible identificar otras vías de administración poco convencionales, como la administración anal conocida como booty bump, en la que se introduce la sustancia diluida por el ano a través de una jeringa:

Es como una jeringa sin aguja, como si le metieras así la salsa al pavo, solo como que me ponía muy caliente, o sea sentía un hambre de hombre muy fuerte, pero era muy diferente a fumarlo o inyectarlo, solo me ponía muy caliente, no había un rush, ese pedo de que toces, un subidón bien fuerte

JP, encuesta en 2022

El mismo encuestado relató:

Me lo pusieron directo en el ano y si me causaba unas fisuras horribles y como es una zona muy sucia del cuerpo puede llegar a infectarse de la misma suciedad, eso es horrible. Solo sentí dolor de que me estaban lastimando con la sustancia, como cuando lo inhalas, y luego ya se me anestesiado, no sentía nada, pero no me sentía excitado ni tampoco “rusheado” […]

Esta vía de administración no la encontré en los textos que consulté en torno al tema, pero la escuché por primera vez en uno de los grupos de Facebook.

Una persona de orientación heterosexual compartía la experiencia que había tenido y otras publicaciones donde cuestionaban si funcionaba o no, así como vídeos en Twitter que mostraban esa práctica.

Los riesgos altos

Es probable que por los efectos, el uso del crystal en prácticas sexuales de riesgo detone el contacto con varias parejas sexuales, sin uso de preservativos o el exceso de tiempo y fuerza en los encuentros.

Esto puede generar lesiones o desgarres, que en suma elevan el riesgo a contraer enfermedades de transmisión sexual.

También, el consumo excesivo o de sustancias adulteradas puede elevar el riesgo a una sobredosis o a una intoxicación que provoque perdida de la conciencia o lagunas mentales.

Se puede elevar la vulnerabilidad de las personas a sufrir abusos sexuales de todo tipo, violaciones y otros riesgos como robos o asesinatos.

Se ha registrado que el abuso de crystal está relacionado con la disminución del rendimiento sexual, sobre todo en los hombres, justo un testimonio refuerza: aumentaba el apetito sexual, pero con el tiempo esto se volteó, en lugar de aumentarlo lo disminuyo.

También llegué a escuchar y leer de personas consumidoras o ex consumidoras, sobre el incremento y perturbación de sus inclinaciones y deseos sexuales, muchas veces nombrado como “descoyuntamiento sexual”.

En todo, en lo sexual, en lo emocional, en todo, te hace un superhombre y te sientes un superhombre, y sí, sí lo sientes, lo vives

Encuestado 2020

En resumidas cuentas el consumo de crystal en los ámbitos cotidianos de la vida, es más potente que el viagra o el ritalin, mucho más barato y rápido que el nutriólogo o el gimnasio, y mucho más accesible que conseguir condiciones laborales y de vida dignas.

¿Quieres leer la entrega anterior? Léala aquí.

**Este artículo forma parte de la tesis de Sociología que realizó la autora, para obtener el grado de licenciatura en la Universidad de Guadalajara. Cada lunes, un nueva entrega de Crystal: de medicina a protagonista de la guerra capitalista.

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Brenda Vázquez Velázquez
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Soy licenciada en Sociología por la Universidad de Guadalajara. Hice intervención dirigida a la estimulación corporal y socioemocional de las infancias. Durante cuatro años hice trabajo relacionado con el análisis y descripción del fenómeno del consumo de sustancias y las adicciones y he sido asistente de investigación en un grupo multidisciplinario de la Universidad ITESO, para el estudio sobre la capacidad de agencia en la experiencia adictiva y de rehabilitación; nos enfocamos principalmente en el aumento del consumo de metanfetamina en México, el consumo en jóvenes, adolescentes, niños, niñas, mujeres y la comunidad LGBT desde una perspectiva crítica e interseccional.

 

Soy licenciada en Sociología por la Universidad de Guadalajara. Hice intervención dirigida a la estimulación corporal y socioemocional de las infancias. Durante cuatro años hice trabajo relacionado con el análisis y descripción del fenómeno del consumo de sustancias y las adicciones y he sido asistente de investigación en un grupo multidisciplinario de la Universidad ITESO, para el estudio sobre la capacidad de agencia en la experiencia adictiva y de rehabilitación; nos enfocamos principalmente en el aumento del consumo de metanfetamina en México, el consumo en jóvenes, adolescentes, niños, niñas, mujeres y la comunidad LGBT desde una perspectiva crítica e interseccional.

 

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