Forzadas a gestar I: 18 adolescentas bajo tutela de monjas
Por Abigail Arias. Ilustración: Esmeralda Navarro. Fecha: 30 de septiembre, 2024
En la tesis titulada “Experiencias de maternidades por abuso sexual en adolescentas institucionalizadas en el Área Metropolitana de Guadalajara. Un estudio narrativo desde el feminismo interseccional”, Jazmín Quezada aborda una problemática poco visibilizada: las maternidades forzadas producto del abuso sexual infantil en adolescentas que viven bajo la tutela de instituciones.
Esta es la primera entrega sobre esta tesis escrita para el programa de maestría en Gestión y Desarrollo Social. Los aportes de esta investigación son relevantes para el reconocimiento de la problemática y también para la implementación de políticas públicas que contribuyan a resolverla.
El estudio se centra en las experiencias de 18 adolescentas, de entre 14 y 19 años, institucionalizadas en una asociación civil religiosa. La recolección de datos se realizó mediante técnicas narrativas, utilizando cartas y diarios de campo. Además de entrevistas semiestructuradas a las adolescentas y a la directora de la asociación.
Maternidad y opresión
La tesista plantea la importancia de comprender cómo las experiencias de maternidad se ven atravesadas por diversos ejes de opresión.
»En términos cualitativos, es necesario reconocer y comprender que, aunque cada experiencia de maternidad es única. Dichas experiencias se encuentran atravesadas por factores estructurales y sistémicos enraizados en diversos ejes y sistemas de opresiones. En la investigación retomo la edad y el adultocentrismo; el sexo-género y el patriarcado; la orientación sexual y la heteronormatividad; la clase social y el capitalismo, la razo etnia y el racismo».
El planteamiento del problema ofrecen algunos datos que son importante conocer. En 2023, México registró 9 mil 802 víctimas de abuso sexual infantil. De estas, el 92.3% eran niñas y adolescentas, de acuerdo con datos de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM).
El abuso proviene mayormente de personas conocidas por las víctimas. Se trata de parejas, familiares y amigos cercanos. Aunado a esto, la cifra de delitos sexuales en el país es alarmante: en 2022, el 96.8% de estos crímenes no se denunció. Lo anterior perpetúa la invisibilización y la falta de justicia para las víctimas.
Construcción forzada de la maternidad
Jazmín señala que los resultados evidencian que las maternidades de estas adolescentas son forzadas, idealizadas, y construidas en colectivo dentro del espacio institucional. La maternidad forzada es el resultado de una serie de condiciones estructurales que limitan las opciones y la capacidad de decisión.
A pesar de que, en algunos casos, podría parecer que las adolescentas “deciden” ser madres, la realidad es que esta decisión se encuentra influenciada por la vulnerabilidad social y la falta de opciones.
Quezada resalta que en los casos abordados en su investigación, la maternidad se da en un contexto institucional. Ahí se imponen roles tradicionales de género y se reproducen bajo un enfoque conservador-religioso.
La institución en la que viven, aunque necesaria por la falta de espacios alternativos, promueve un modelo de asistencia. Esto refuerza el papel de las mujeres como cuidadoras y madres, sin cuestionar las implicaciones de esta imposición.
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Vulneración sistemática de derechos
La tesis de Quezada destaca que la vulneración de derechos no está limitada al momento en que abusan sexualmente de ellas. Esta continúa mientras se encuentran institucionalizadas. Los derechos sexuales y reproductivos de las adolescentas se ignoran sistemáticamente.
»Desde un enfoque de derechos, hay tres derechos centrales vulnerados a partir de la condición en la que maternan: el derecho a una vida libre de violencias; derecho a decidir de manera libre e informada sobre la vida reproductiva, y el derecho a los servicios de salud sexual y reproductiva».
La maternidad atravesada por la clase
Jazmín destaca cómo la pobreza y la marginación social determinan las experiencias de maternidad forzada. Las adolescentas provienen de contextos de vulnerabilidad social, donde ni siquiera sus derechos más básicos, como la salud y la educación, se garantizan.
Sostiene que, aunque el abuso sexual infantil puede ocurrir en cualquier clase social, la forma en que se vive y sus repercusiones están marcadas por las condiciones socioeconómicas de las víctimas.
»Las niñas y adolescentas que se convierten en madres y son institucionalizadas a causa del abuso sexual infantil, también son pobres».
La autora señala que la pobreza se convierte en un factor determinante para que el Estado opte por la institucionalización.
Uno de los factores es no determinar que las familias no son un espacio para el desarrollo de la maternidad de las adolescentas. De esta manera sus opciones son limitadas, pues la A.C. es uno de los pocos espacios en los que se acepta a adolescentas madres víctimas de abuso sexual infantil, a sus hijos e hijas.
En próximas entregas, abordaremos los testimonios y cómo estos evidencian las implicaciones que tienen la violencia, la maternidad forzada y la falta de elección sobre sus propias vidas.
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