Escribo porque existo: Movimiento es vida
Por: Lina Ramos. Imagen: Especial. Fecha: 6 de mayo, 2024
Últimamente he estado cuestionando la manera en la que se comprenden y se viven las relaciones.
Desde mi punto de vista existen cajitas donde se encasillan las interacciones que están permitidas si se es amigo o amiga, pareja, hermano, prima o primo, maestra.
Pero ¿Qué tanto funcionan estas cajitas y qué tanto limitan nuestras relaciones?
Considero que además de las reglas que marcan las dinámicas sociales, cada persona le coloca distintos límites a sus relaciones por distintas razones: comodidad, miedo o por una sensación de control.
De estos parámetros surge el amor romántico que forza una dinámica en la que ambas partes se sienten obligadxs, a tener sensaciones constantemente intensas y positivas por el otro.
También es esperado de ambas partes que una vez terminada la relación ambos no se frecuenten nunca más.
¿Qué pasaría si estás reglas se rompen?
El flujo de las relaciones
Hay ex parejas que ahora son amigxs, hay amigxs que a veces se tratan como pareja, hay parejas que no siempre están profundamente enamorados el uno del otro y aún así les gusta estar juntxs.
En lo personal romper estas reglas es un ejercicio retador que me asusta.
Al mismo tiempo cada vez lo voy considerando mas necesario porque creo que sigo entendiendo mis relaciones igual que hace diez años.
Considero que las amistades son reales cuando puedo confiarles mis sentimientos, cuando me río mucho con ellxs y cuando se genera una sinergia en la que es fácil estar en contacto.
Pero ahora creo que hay personas que están en mi vida en las que muchas veces me cuesta empatar en ritmo.
También, hay gente con la que me río mucho pero no puedo contarles mis problemas porque no los entienden y aún así les puedo querer y procurar.
Paralelamente el deseo es un sentimiento complejo que personalmente me lleva en un tren en el que comienzo a actuar con un guión interno que dista de lo que realmente quiero y necesito: pongo mi corazón al centro y una nube de ansiedad me abruma.
Muchas veces recuerdo parejas que he tenido y me viene una sensación de cariño, pero si miro más allá puedo recordar lo mucho que me conflictuaba estar ahí, porque mi guión autoimpuesto no me permite conocer el verdadero potencial que esa conexión me da.
Sensaciones extrañas
Los patrones de comportamiento que condicionan nuestra tranquilidad precisan ser destruidos.
¿Qué tal si la próxima vez que intento relacionarme sexoafectivamente sostengo mi angustia y averiguo que hay detrás de ella en lugar de creer que la angustia es señal de huida?
O si la próxima vez que una persona tenga una actitud que no me gusta, acepto que esa parte no me gusta y busco conectar desde lo que sí nos une en lugar de juzgarla y alejarme…
¿Busco mantener relaciones superficiales y al mismo tiempo cuido mi espacio personal sabiendo que eso no retira mis afectos?
¿Qué tal si conecto con lo que mis emociones me provocan hacer antes de imaginar las posibilidades que me hacen sentir cómoda?
En la vida y en el universo nada es estático, todxs ocupamos un lugar pero ese lugar siempre está en movimiento.
Las emociones son el compás que marcan el ritmo de nuestra vida, nuestras relaciones.
Por eso hay que mantenernos conectadas con el pulso que nos indica nuestro lugar con nuestra gente.
Aprendamos a expresar nuestras necesidades, a enfrentar nuestras creencias, curiosear con otras formas de habitar el mundo que nos eran desconocidas. Solo así, creceremos y maduraremos.
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Psicóloga, feminista y actriz.
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