Escribo porque existo: ¿Depresión o crisis mundial?
Por: Lina Ramos. Imagen: Especial. Fecha: 18 de noviembre, 2024
En la entrega pasada hablamos sobre la posibilidad de utilizar antidepresivos cuando se está atravesando directamente una crisis de desaparición forzada, por la alta probabilidad de disfuncionalidad y gozo a la vida al no obtener justicia ni verdad.
Ello puede provocar como ya lo hablamos durante los tiempos álgidos de COVID19, la caída libre de la salud mental.
¿Es que todo el mundo está viviendo violencia extrema o por qué está sucediendo esto?
Si bien es cierto que el índice de desigualdad es cada vez más alto y con ello hay más personas sobreviviendo a todo tipo de violencias de manera directa, los efectos que estos fenómenos tienen en la sociedad no son tan sencillos como nos gustaría pensar.
Somos parte de todo
Cuando una persona desaparece, cuando asaltan la tienda de la colonia donde vives, cuando un adulto mayor no tiene los recursos básicos para subsistir en dignidad, por mencionar algunas situaciones, sí termina por impactarnos a todxs -de manera indirecta- que suceda, pero ¿Qué pasa con nosotrxs cuando sistemáticamente recibimos violencia indirecta?
Sucede que tarde que temprano nos termina construyendo.
La visión sistémica es clave para comprender como funciona, porque cuando dos o más elementos se relacionan, ya sean personas, plantas, células, galaxias o agrupaciones. Sería equivocado asumir que lo que ocurre es que solo hay más de lo mismo porque no es así, las relaciones provocan interacción y la interacción crea patrones de comportamiento que no hubieran sido posibles si aquellas partes no se encontraran.
Ahora, ¿Cómo se relaciona la depresión con la teoría general de sistemas?
Según el enfoque cognitivo conductual existe una teoría para identificar cuando una persona está atravesando un cuadro depresivo que se llama La Triada Cognitiva Negativa: persona, mundo y futuro.
Lo que hay que hacer es identificar si la persona se considera imperfecta, acompañada de la creencia de que el mundo es incierto y el futuro es desesperanzador.
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Y pienso yo, ¿Cómo sería posible tener certeza frente a un mundo que cambia todos los días?, ¿Cómo tener esperanzas hacia el futuro si hay guerra en todas partes del mundo y la gente tiene cada vez menos
oportunidades de construir una vida digna? ¿Cómo voy a confiar en mis propias habilidades si mis esfuerzos por superar mis obstáculos se ven boicoteados por un sistema que favorece a unos pocos?
El trauma psicosocial
Si me entero que mi vecina lesbiana fue asesinada por estar con su
novia tomada de la mano, si me entero que mis compañerxs de la carrera no ejercen porque no tienen tiempo para seguir preparándose porque su familia los necesita…
Si sé que en la colonia de mi amigo no tienen agua, que en Ecatepec sigue en crisis por la tasa más alta de feminicidios, ¿Lo esperado sería que me diera igual?
Existen nuevas propuestas para nombrar el impacto psicoemocional de vivir en un mundo con condiciones tan críticas.
Por ejemplo la ecoansiedad que se describe como una considerable preocupación por el medio ambiente.
Ustedes que me leen, ¿No creen que este término es revictimizante? ¿Por qué sería un problema de salud mental preocuparme por el cambio climático?
¡Porque la persona se vuelve disfuncional! dirán. Y yo digo, ¿Disfuncional para qué? ¿Para trabajar?
Después de mi desahogo contra la patologización de nuestra somatización frente a un sistema que no le importamos, quiero invitarte a que siempre cuestiones los trastornos mentales.
Si te dan claridad frente a lo que experimentas porque le da un nombre, excelente, pero también mira a tu alrededor y señala directamente las causas de sufrimiento, exponlas con tus seres queridos, de confianza, ponles nombre, quéjate y protege tu derecho a sentirte desconsoladx frente a un mundo que nos está haciendo sentir así.
Psicóloga, feminista y actriz.
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