Escribo porque existo: ¿Gordofóbica yo?

por Lina Ramoshace 11 meses

Por: Lina Ramos. Foto: Archivo. Fecha: 19 de Junio 2023

Acabo de iniciar con clases de natación por las mañanas y para mi esto es todo un logro porque es la primera vez en mi vida que puedo hacer una actividad deportiva sin sentirme culpable, sin pensar todo el tiempo que no lo estoy haciendo bien, que no tiene sentido lo que estoy haciendo.

Por el contrario, retomar el ejercicio después de tres años con mínima actividad física está regulando mi ciclo de sueño, me está dando más energía en mi cotidianidad, tengo mejor humor y estoy mucho más concentrada.

Gordofobia= Discriminación

La gordofobia es un tipo de discriminación que tiene muy poco tiempo de ser visibilizada como lo que es, como un problema que vulnera a las personas y más específicamente a las mujeres que socialmente son consideradas gordas.

Hago hincapié en que “socialmente son consideradas gordas”, porque el ideal de belleza/delgadez muta con los cambios de época.

La gordofobia, en palabras de la influencer “La Fatshionista” da la sensación de que no cabes en ningún lado porque no hay sillas para tu tamaño, porque las tallas de ropa no están hechas para tu cuerpo y porque esas características del espacio hacen pensar a las demás personas que en general la que es gorda no “entra” en ningún lado.

La delgadez está asociada con la idea de llevar un estilo de vida saludable, con la belleza y por ende con la aprobación social y así consecuentemente con sensaciones de seguridad, aceptación y validación del entorno.

Miedo a ser gordx

Aunque parezca pleonasmo, más arriba en el texto mencioné que la gordofobia afecta principalmente a las mujeres gordas.

Es necesario hacer esa aclaración porque la gordofobia no solo se reduce al señalamiento de la persona que consideramos “pasada de peso”, sino que en general como sociedad por todos los estigmas que se atribuye a esta corporalidad, el grueso de la población vive con un miedo interiorizado a lucir gordx y por lo tanto a ser excluídx.

El terror a ser juzgadx por la gordura es un elemento angular para el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia o la bulimia; la gordofobia interiorizada motiva a las personas a que tengan conductas destructivas para el organismo como forzar al intestino a evacuar con laxantes, disminuir la ingesta de alimentos y hacer ejercicio en exceso.

Lo preocupante de la situación es que cuando se hacen estas prácticas y las personas bajan de peso reciben aprobación social y eso motiva aún más a seguir con este estilo de vida.

En mi caso, yo antes cuando hacía ejercicio sentía que tenía que hacerlo solo para mantener a las personas contentas a pesar de que no le veía ningún sentido a la actividad, yo era adolescente y quería ocupar mi tiempo con otras actividades, pero al mismo tiempo sentía culpa cuando veía que otras personas eran más activas físicamente que yo y pensaba que algo estaba mal conmigo.

Ejercitarse, un acto cotidiano

A pesar de que el ejercicio trae consigo beneficios a corto, mediano y largo plazo, si lo hacemos desde el miedo a la gordura, que es lo mismo que el miedo a la desaprobación y al aislamiento, estamos castigando nuestro cuerpo, estamos imponiéndole expectativas que lo tensan y lo
enferman.

Pienso que como sociedad tenemos el reto de incluir la actividad física como parte de la cotidianidad, de modo que cansarse y sudar no represente un castigo sino un logro.

Que al ver una persona musculosa celebremos su esfuerzo y no reprochemos a quienes han tenido un camino distinto, porque todos los cuerpos tienen el mismo derecho a existir y no importa si cambias de talla incontables veces en tu vida, no importa si tu cuerpo no es atractivo para la mayoría, importa que te sientas en coherencia contigo, que tu estilo de vida se adecúe a la construcción de la persona que deseas ser y eso no siempre se traduce a comer frutas y verduras e ir diario al gimnasio.

Se traduce a adaptaciones radicalmente subjetivas que solucionan problemáticas del presente.

La salud es un amplio espectro que no se vive modificando el cuerpo como si fuera plastilina, sino respetándolo y básicamente ocupándose de
nuestros propios asuntos y la talla de ropa de la persona de al lado nunca va a ser nuestro asunto.

Acá puedes leer el artículo anterior El cuerpo y la disciplina

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