Escribo porque existo: Una última carta
Por: Lina Ramos. Imagen: Archivo. Fecha: 18 de septiembre, 2024
J, estoy en Querétaro. Después de tantos meses al fin paso días enteros aqui, así como la vez que estuve contigo. Desde que supe que vendría sentí muchas ganas de buscarte y decidí no luchar contra esa idea.
¿Qué pasaría si te busco? Imaginé como sería mi mensaje: primero te mandaría mi sticker de un gato que dice “Hola con todo respeto” y te propondría ir a platicar a un café en el centro.
Estaba segura de que dirías que sí, pero lo que no estaba segura era de tu actitud frente a la propuesta. ¿Te daría gusto saber de mi?, ¿Ya tienes novia?, me daba curiosidad.
Ahora no estoy tan segura de qué me hubieras dicho ante la idea de encontrarnos. Lo triste del tipo de historias como la nuestra es que primero se perciben de un modo y mientras se construye el duelo, la historia matiza distinto; lo que parecía una muestra de amor y compromiso resulta ser un indicio de inmadurez y falta de responsabilidad hacia mi persona.
Yo creo que no importa que tan mal una se la está pasando o que tan poco acostumbre a usar el celular, si sientes una conexión con alguien, una no deja morir el vínculo, una no corta la comunicación sólo porque se terminó una relación de noviazgo formal, y menos habiendo durado tan poco tiempo.
Desbordarse de amor
Mi psicóloga me explicó que lo que hiciste se llama lovebombing, una técnica de manipulación que consiste en hacerle sentir a tu ligue que es única y especial: literalmente es ser <<una bomba de amor>> que consiste en atenciones, halagos y cariños en exceso para después eliminarlos de un día para otro.
¿Qué ganaste con eso? mi atención, mis cuidados, mi compromiso, mi inteligencia al servicio de tu persona y el de la relación. An me dice que sí sacaste provecho de la situación porque te ayudé con tu mudanza.
Creo que eso es cierto, cuando empezaron los problemas con tus roomies se estaba empezando a considerar que fuera a visitarte y yo te propuse ir después y tú insististe en que fuera, así como insististe en que fuéramos novias al menos del mes de conocerte.
Ambos momentos estaban a destiempo, ¿Tu lo sabías e insististe porque sabías que se terminaría pronto y tenías miedo de no vivir más momentos especiales conmigo?
En este punto de mi vida ya no te reprocho el dolor que viví porque ya lo superé.
Ahora genuinamente creo que no es de tu interés, porque aunque fuiste coautora de mi experiencia, considero que lo más importante en relación a mi autocuidado, tiene que ver con lo que ahora debo hacer para respetarme mientras comparto mi corazón a alguien.
Autocuidado, siempre autocuidado
Lo que abstraigo de esto es que es indispensable respetar mis límites.
Creo que hubiera sido justo darle la bienvenida al tremendo dolor de la desilusión al entender que nuestros tiempos no eran compatibles o disfrutar lo disfrutable, que plantear una cortina de humo que encubría tu incapacidad para ser coherente con tus intenciones de formalidad.
Cuando me terminaste, tú me dijiste que no tenías espacio para mi y que yo me merezco a alguien que si lo tenga, que yo también merezco estar con alguien que me escuche y pueda acompañarme en mis problemas.
De esto no te voy a reprochar, te agradezco por subir mis estándares.
Hace unos días caminé por el centro e iba pensando en ti, tenía miedo de encontrarte; pasé por enfrente de tu antiguo trabajo y no lo vi abierto e incluso me dio la impresión de que ya no existe.
Te lloré en una ocasión, acepté que lo mejor era no buscarte aunque lo deseara. Alguien me dijo <<aceptar lo que quieres es la mitad del camino para sanar>> y ahora yo creo que la segunda mitad es agradecer lo que no es.
Escribo porque existo: Una última carta: ya no me siento en deuda con Querétaro, he vivido lo que he tenido que vivir.
Cuando vuelva, es probable que te recuerde y de hecho también se probable que te vea.
Si eso ocurre, sé que te miraré distinta y estaré concentrada en mí y en el amor real que recibo, no en lo que alguien prometió y nunca cumplió.
La anterior Escribo porque existo la lees aquí.
Psicóloga, feminista y actriz.
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