Escribo porque existo: El secreto de la amistad
Por: Lina Ramos. Imagen: Especial. Fecha: 26 de agosto, 2024
Llevo unas semanas en un nuevo curso de teatro.
Esto me hace feliz por muchas razones: era un objetivo de año regresar a las bases del teatro, me divierto y aprendo mucho y, sobre todas las cosas y de lo que quiero hablar hoy, hice una nueva amiga.
Cuando una deja de ser estudiante se vuelve complejo construir y sostener relaciones.
Las amigas que más frecuento fueron alguna vez mis compañeras de la Preparatoria principalmente y, en general, es complicado mantener un ritmo o una actividad en común que nos una.
A veces yo estoy sensible y necesito que me escuchen mientras ellas tienen ganas de ir de fiesta o necesitan ir al súper, otras veces sobreanalizo lo que me gusta y no me gusta de la gente; no dejo de preguntarme si tal o cual relación todavía merece un espacio en mi vida.
Contar con el privilegio de acceder a un espacio que ofrece un ambiente controlado en el que periódicamente una se encuentra con las mismas personas y comparten un objetivo en común, genera un piso fértil para que germine un vínculo de trascendencia.
Y yo ya había olvidado lo bonito que se siente.
Sorpresa: pasarla bien
Mi maestra de teatro nos dejó de tarea preparar pequeñas escenas en equipos y nos pidió que nos encontráramos fuera de horario escolar para ensayar.
A mi me tocó trabajar con una chica que ya tenía ganas de hablarle y esta fue la excusa perfecta para encontrarnos.
Primero yo me puse en contacto con ella y le dije que podríamos tener una videollamada para que fuera más sencillo, pero para mi sorpresa ella me dice que prefiere que nos encontremos en persona y que vayamos a comer.
Ya con ella comiendo y platicando, me doy cuenta de que hacía mucho que una persona no me hacía reír tanto hasta dolerme el estómago, tan creativa en sus comentarios que me provoque una constante chispa de entusiasmo e impulse a seguir y seguir hablando.
Ella y yo somos personas muy distintas, también es notorio lo que no compartimos, pero ¿Por qué esto no es un problema? yo creo que es porque el contexto nos une.
Creo que cuando una se dedica a un trabajo que no es implícitamente colectivo, como la psicología, una es dada a sobreanalizar las relaciones, les pone muchos peros, pero cuando los títulos desaparecen las conexiones florecen.
Retomo y reafirmo el papel del contexto para hacer amistades.
Tejer relaciones presenciales
En nuestra sociedad actual hay especial interés en personalizar la mayor cantidad de experiencias posibles por medio de las redes sociales o las aplicaciones: ligamos por internet, pedimos comida en casa, hacemos homeoffice, tomamos cursos en línea… y así una amplia lista de actividades que ahora no suceden de manera espontánea en el mundo material como hace unos años.
Si bien el mundo ha estado transicionando hacia el individualismo desde hace unas décadas, la pandemia vino para enseñarnos que es posible no salir de casa y aparece en el imaginario colectivo la idea de que no es necesario reunirnos a reír, a compartir, a quejarnos, a abrazarnos.
Pero ¿Por qué querríamos salir si hace demasiado calor, las actividades que hay por hacer implican dinero y vivimos muy lejos?
En estas condiciones es obvio que es mejor no salir y conformarnos con una videollamada, por eso el contexto es tan importante para construir relaciones, pero como estamos tan concentradxs en psicologizar el mundo derivado de la tendencia a la individualización; cuando conocemos a alguien nuevo nos centramos en sus traumas y patrones de conducta, su carta astral y sus diagnósticos que no hacen más que acentuar nuestras diferencias y dividirnos.
Yo sé que en muchos casos es prácticamente imposible no crear un contexto en común con otras personas para lograr conectar, pero esto no es normal y no debe serlo nunca.
Cuando nos reunimos no podemos organizarnos para resolver que es lo que nos está separando.
Aunque solo sea por mensaje, aunque sea una llamada, aunque solo te puedas encontrar con alguien cinco minutos, procura conectar.
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Psicóloga, feminista y actriz.
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