Escribo porque existo: hikuri, binarismo y punitivismo

Reproducir

Escribo porque existo: hikuri, binarismo y punitivismo

Por: Lina Ramos. Imagen: Archivo. Fecha: 27 noviembre, 2023

Para el mundo de la psicología hablar de sustancias psicoactivas es un tema delicado, al ser una profesión regulada por el Estado.

Se nos enseña que todas aquellas sustancias que alteran los sentidos y son usadas fuera de un contexto controlado, son nocivas para la salud.

También que esa conducta “debe ser erradicada”, pero ¿Y si el problema no es la sustancia, sino para qué y en qué contexto se consume?

Esta es una publicación especial inspirada en el artículo de Perimetral <<Hikuri a demanda: ser vivo en subordinación y tensiones>> que pretende ampliar la conversación respecto al consumo del peyote en México desde una mirada psicopolítica.

El binarismo no solo es un sistema de clasificación de género, también es un sistema que polariza la existencia en general: malo-bueno, bonito-feo, sano-nocivo. Bajo este marco de referencia es donde se coloca el uso de psicodélicos.

Sustancias ¿Para qué?

Por un lado un amplio sector de la población mestiza defiende su consumo por la experiencia “espiritual” que se vive, otro
sector la considera extremadamente nociva para la salud y opina que su uso debe ser erradicado.

El error del binarismo es invisibilizar todo el espectro de posibilidades que
resisten entre ambos polos; es aquí donde se encuentra la ardua lucha de los pueblos wixaritari frente al saqueo del hikuri, cactus endémico de su territorio dotado de atributos sagrados.

El hikuri -peyote- es parte de un complejo ritual practicado por la comunidad con la finalidad de tener la oportunidad de contactar con sus dioses y alcanzar estados profundos de introspección e intuición.

Además de la ingesta de la planta, el ritual sagrado implica practicar ayuno, hacer largas caminatas que duran varias semanas, entender y pertenecer a la cultura wixarika.

Es obvio que un mestizo curioso no puede acceder a esta experiencia solo por sentir curiosidad.

Descolonizar el hikuri

La mirada colonial que construye el turismo psicodélico pasa por alto el contexto en el cual se practican los rituales con hikuri.

Se subestima cómo funciona la cultura para mantener un equilibrio con la naturaleza.

La convierte en un recurso que se extrae y comercializa, el hikuri se somete al deseo humano y sus dotes sagrados sean exterminados,

Hay regulaciones gubernamentales que lo clasifican como una droga por lo que necesita ser controlada.

Te sugerimos escuchar el radiorreportaje El viaje del hikuri

Es normal sentir curiosidad por las sustancias que alteran los sentidos, incluso hay teorías de la evolución que dicen que los seres humanos alcanzamos nuestro potencial cognitivo actual por la ingesta de hongos psicodélicos.

El punitivismo es parte de la cosmología binaria que encasilla a las drogas en buenas o malas pues da por hecho que el problema está en la existencia del hikuri, del LSD o de la marihuana y no en la intención con la que se consume y cómo repercute al ecosistema en conjunto, como un todo.

Lo que nos enseña el neoliberalismo

La perspectiva capitalista reduce sus efectos al impacto biológico
individual y el crimen organizado toma forma desde este sentido: más personas curiosas encuentran los psicoactivos sin contexto, sin respeto, sin intención y es solo desde ahí que hace sentido la típica interpretación psicológica de que las drogas son usadas para evadir la
realidad.

Si la realidad inmediata neoliberal nos enseña que debemos tener total control sobre todo y todos, pues el objetivo primordial de la vida es “ser feliz” entonces es obvio que el consumo del hikuri por los mestizos sea profundamente egoísta, hasta causar problemas graves a la salud mental.

Es imposible tener completo control sobre el entorno y “ser
feliz” si las emociones son un indicador de nuestra relación con el ambiente para satisfacer nuestras necesidades, no para reducir una reacción a una identidad.

Esta columna tiene la intención de despertar la curiosidad respecto al hikuri, pero no necesariamente para consumirlo, sino para comprender por qué no es un juguete y que si sacas cualquier elemento de su contexto, este pierde sentido, incluidas las drogas.

El problema no es la sustancia, el problema es la relación de explotación que generamos con ella y cómo eso sí merma la calidad de vida y del territorio de donde proviene.

Además de este artículo Escribo porque existo: hikuri, binarismo y punitivismo, puedes leer a la autora aquí.

Este periodismo es independiente en lo editorial y financiero. Estamos comprometidas a publicar contenidos éticos, novedosos, críticos y con un enfoque de derechos humanos.

Sé parte de la audiencia activa que sostiene este medio y sus proyectos. Aunque el acceso a nuestro sitio web se mantendrá abierto sin costo, puedes gratificar y reconocer a quién consideres oportuno:

Por favor déjanos conocer tus opiniones sobre lo que leíste o escuchaste ¿Es #PeriodismoParaUsarse?.

También puedes hacer una donación (monetaria o en especie) a la Asociación Civil, vía perimetral.press@gmail.com

+ posts

Psicóloga, feminista y actriz.

Psicóloga, feminista y actriz.

Relacionados

Opinión
Gratificaciones PerimitralGRATIFICACIONES