A la profesora Alicia, el nuevo modelo educativo a distancia, como parte de las estrategias de contención de la pandemia generada por el virus Covid-19 en México, le hizo tener que reparar su computadora y comprar un celular usado con mayor capacidad de memoria, necesario para atender la demanda de sus grupos
Por: José Abraham Sanz / Noroeste
Sinaloa.- Alicia me envió una captura de pantalla de su celular, en la que se puede apreciar su aplicación de WhatsApp abierta; los primeros tres espacios están ocupados para grupos de contactos que ella tuvo que crear para dar clase a los alumnos de las tres aulas de secundaria y uno de universidad que ella atiende y entre todos hay casi 200 mensajes nuevos por leer.
“Mi día desde las 6 de la mañana”, dice la leyenda que acompaña a la imagen.
El nuevo modelo educativo a distancia, como parte de las estrategias de contención de la pandemia generada por el virus Covid-19 en México, le hizo tener que reparar su computadora y comprar un celular usado con mayor capacidad de memoria, necesario para atender la demanda de sus grupos.
Alicia tiene un hijo de cuatro años, Matías, quien este año comenzó sus clases virtuales en primero de preescolar.
“Si a mí me preguntaran, pero no me preguntaron, ¿cuál sería la opción para la educación en México a partir de esto que estamos viviendo?, para mi fuera mejor que a los niños se les regalaran libros, que leyeran cuentos, que leyeran poesía, que leyeran novela; sobre todo los niños de primaria, secundaria, preparatoria, incluso universidad”, dice en tono serio.
“Creo que eso sería más benéfico, así como actividades artísticas, pintura, dibujo, escultura; en sí, yo soy de la idea de que más que estarlos forzando a que embonen en una propuesta educativa a la que, como país de tercer mundo, no podemos hacerla de la mejor manera, ¿por qué?, porque incluso en las ciudades no se cuenta con la tecnología necesaria para seguir ese modelo que está planteando la Secretaría (de Educación Pública y Cultura estatal).
Recalcó que es lógico que haya alumnos que no cuenten con celulares adecuados o no tienen computadoras.
“… y este problema se agrava cuando en una familia hay dos o tres niños, que tienen que estar conectados, es la locura… siento yo que hay mucho estrés, tanto para maestros como alumnos, porque ellos se sienten presionados y también de alguna manera se sienten discriminados, porque se están planteando reuniones de Zoom, reuniones por plataformas y los niños que no tienen acceso a eso sí se sienten rezagados, aunque el maestro tiene que proponer otra forma de acercamiento con esos chicos, es bastante trabajo y creo yo que más que redunde en una formación, estamos creando más estrés y más problemática de los chicos”.
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