La desaparición forzada: Una tecnología de control
Por Abigail Arias. Foto: Archivo. Fecha: 7 de octubre, 2024
La desaparición forzada en México ha evolucionado de formas complejas y alarmantes en las últimas décadas.
Según Roberto González Villarreal, autor de La desaparición forzada en México, de la represión a la rentabilidad, esta forma de violencia no es un fenómeno nuevo, pero ha cambiado profundamente desde los primeros casos documentados.
Primera y segunda onda
El libro establece dos periodos diferenciados en la historia de la desaparición forzada en México.
El primero se extiende de 1969 a 1990. Abarca el uso de la técnica represiva para combatir a la insurgencia armada del ámbito rural y urbano. El autor emplea un enfoque en los activistas y luchadores sociales.
El segundo periodo comienza a partir de 1991-1992. Este periodo se caracteriza cuando las víctimas ya no son únicamente insurgentes o individuos percibidos como una amenaza para el Estado. Ahora, las desapariciones afectan a mujeres, ciudadanos comunes, trabajadores y estudiantes, situados en territorios controlados por las industrias criminales.
La desaparición forzada como tecnología
Uno de los aspectos más importantes del libro es el análisis de la desaparición no sólo como un acto de violencia, sino como una tecnología compleja y sofisticada.
Según Roberto, la desaparición no es un suceso aislado, sino un proceso cuidadosamente diseñado cuyo propósito es borrar la existencia de una persona.
La estrategia y fin último es la eliminación total de cualquier rastro del individuo.
Resumimos: la desaparición forzada es una tecnología indispensable para la provisión de mano de obra de las industrias criminales. Los procesos de reconversión del sujeto en necroproletario son tan violentos que los porcentajes de sobrevivencia no son muy altos, lo define como punto de partida el autor.
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De la represión a la rentabilidad
En una entrevista realizada por Jade Ramírez para Perimetral, el autor compartió su análisis sobre cómo las desapariciones se han transformado en parte de un sistema económico y político más amplio.
<<Cuando terminé el libro, entre 2004 y 2005, lo que dije fue ‘voy a detenerme’, pero ya empezaba a verse otra cosa… Los compañeros del Colegio de la Frontera Norte lo pusieron muy claro. Los compañeros del CIESAS, tanto de Chihuahua como de Tamaulipas lo dijeron: tenemos una crisis de desapariciones. Pero eran desapariciones distintas, no sabíamos muy bien cómo entenderlas>>.
Roberto González Villareal
Su más reciente publicación (2022) introduce una explicación sobre estas desapariciones.
Roberto brinda dos nuevos vectores en esta crisis de desapariciones. Las femidesapariciones y los levantones. Ambos fenómenos, dice, están directamente relacionados con la acumulación de capital de las industrias criminales. A esto él denomina la ‘necroacumulación del capital’.
Lo que tenemos es una multiplicidad de campos de desaparición, pero todos ligados a diferentes fases del proceso de acumulación del capital, sostiene durante la entrevista.
La desaparición ya no sólo se comprende como una herramienta de represión, sino como una forma de alimentar al sistema capitalista, particularmente el crimen organizado.
El papel del Estado en la desaparición forzada
La necroacumulación, según Roberto, requiere de la participación activa o pasiva de las agencias estatales.
<<Para que haya necroacumulación del capital, se necesita la intervención, pasividad o complicidad de las agencias estatales>> es lo que apunta, sobre el rol del gobierno que perpetúa esta violencia.
El autor critica la ineficacia del sistema legislativo y administrativo en México.
Lejos de frenar la desaparición forzada, parece diseñar y gestionar sus efectos mientras la desaparición sigue en aumento. Roberto denomina a esto la <<paradoja de la institucionalización>> porque, pese a la creación de leyes y organismos especializados, no ha logrado reducir el número de desaparecidos, sino que ha acompañado su crecimiento.
Sin embargo, una de las principales aportaciones de su trabajo es la conceptualización de la desaparición como un proceso, y no como una acción. De esta manera, al tratarse de un proceso, se puede detener.
Aquí es donde la movilización social surge como una herramienta necesaria para lograrlo.
Abigail Arias
Estudié Pedagogía en la UNAM y actualmente soy estudiante de Antropología en la Universidad de Guadalajara. Lucho por la revolución y por otra sociedad.
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