Escribo porque existo: sentir la comida

por Lina Ramoshace 12 meses

Por: Lina Ramos. Imagen: Archivo. Fecha: 24 abril 2023

Hace aproximadamente un año que comencé a ir con la nutrióloga. Me di la oportunidad porque me sentía pesada y lenta, me sentía infeliz a pesar de estar siendo muy constante en mi proceso psicológico.

Y es que en los tiempos de la pandemia fue cuando comencé a tener dinero de manera regular y solía cenar fuera casi todos los días. Fue un periodo muy divertido, pero tenía que terminar porque me estaba perjudicando.

Mi camino por el buen comer ha estado lleno de sorpresas y reflexiones que quiero compartir a continuación.

Primero, me di cuenta de cómo los prejuicios por los alimentos influyen
directamente en la experiencia de comerlos. Cuando Valeria, mi nutrióloga, me dejó la tarea de comer con curiosidad, registrando minuciosamente la experiencia de probar cualquier alimento.

Me di cuenta que el alimentarse es una experiencia amplia en la que no
siempre hay placer como cuando comes tu comida favorita, también hay sensaciones que evocan recuerdos, hay alimentos que no tienen un gran sabor pero mejoran tu estado de ánimo, que te dan energía para cumplir con tus actividades o que alivian algún dolor.

Educar con la comida

La manera en la que nos enseñan a comer impacta directamente en nuestra relación con la comida.

En la infancia nos amenazan para que comamos todo lo que nos ofrecen sin importar si no nos gusta, si es difícil de masticar, si es una porción demasiado grande o pequeña.

Forzar a las personas a comer alimentos saludables como si fuera un castigo en lugar de presentarlas de forma amable y compasiva, es un factor de riesgo para desarrollar trastornos de la conducta alimentaria.

La comida chatarra está promocionada como un artículo novedoso, divertido, una experiencia aparentemente imperdible.

Esto incentiva a las personas a buscar esa falsa recompensa y hace que sea mucho más complicado eliminar el azúcar procesada o el glutamato monosódico de nuestras mesas por el factor emocional involucrado.

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Agroindustria decide

No voy a reducirlo a un problema personal o familiar, la industria alimentaria es el principal obstáculo para que el grueso de la población acceda a los nutrientes esenciales para la vida.

En la actualidad es mucho más sencillo comer unas papas procesadas que aportan cero o un mínimo de nutrientes que un sandwich con panela y verduras.

En México las frutas y las verduras son accesibles, pero el tiempo que conlleva prepararlas no siempre está disponible debido a las extensas jornadas laborales o a las horas que la gente debe pasar en el transporte público.

Quienes nos comprometemos a alimentarnos mejor, nos topamos con el reto de tener que preparar con días de anticipación la comida que llevaremos a nuestras actividades diarias, de no participar como antes en las comidas familiares en las que se sirve menudo, antojitos mexicanos, pizza o hamburguesas.

Tenemos que lidiar con la presión de nuestros seres queridos que nos cuestionan por llevar ensalada a una reunión.

Sentir la comida

El diario de alimentos fue una actividad ampliamente esclarecedora que logró que hiciera las paces con la mayoría de los alimentos que antes ni siquiera probaba, por lo que es una actividad que recomiendo a todas las personas.

Presta atención a la comida que te llevas a la boca e identifica todas las sensaciones que acompañan la experiencia: texturas, olores,
colores, consistencias, sensaciones que van más allá de la boca.

Todas son importantes y forman parte de la experiencia. Identifica las diferencias de las sensaciones entre unos tipos de comida y otros: verduras, tortas, sushi.

Cada platillo es una experiencia única que crea posibilidades de habitar el mundo, ¿Cuáles? ¡Descúbrelas y platícame!

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