No soy «la que mueve los hilos«
Por: @jadercv. Fecha de publicación: 17 de octubre 2022
Ni de cerca diría. Ojalá.
A lo más que puedo aspirar a estas alturas de los años acumulados de hacer medios y periodismo, es al privilegio de vivir momentos de confianza en el sentir-pensar de las luchas y resistencias en Jalisco y México.
Hace una semana mientras el grupo de vecinas y vecinos de la colonia La Floresta, en Zapopan, clausuraron simbólicamente las oficinas de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDHJ), se dejó ver lo poco preparado que está el nuevo personal de la nueva presidenta Luz del Carmen Godínez González y lo que pinta su administración.
Alguien contento con su salario hace bien su trabajo. Alguien que vive del erario público con rango directivo, debería estar bastante contento y aunque no, recordar que su trabajo es apegarse, siempre, a la promoción y defensa de los derechos humanos.
El derecho a la información y la libertad de expresión en Jalisco, sabemos está por demás en pésimas condiciones y no me asomo a la precarización laboral.
Y quien primero compromete el libre ejercicio de estos derechos, es la actual administración, hablo de Juan Pablo Ramírez García, director de Comunicación Social, quien con actitud de policía hizo obstaculización al trabajo periodístico y criminalización del activismo o el derecho a organizarse.
”Esa de negro es la que mueve los hilos”
Iniciada la administración en la CEDHJ se creó un chat a donde nos llevaron a las reporteras y reporteros que cubrimos la fuente, o hacemos peticiones de información.
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El director formalmente nos saludó a todes quienes fuimos incluidos en el chat por Celia Flores Garcialazo; ella nos atendió, resolvió y acompañó durante la anterior presidencia de la comisión, inmejorablemente.
Ha sido, como coincidimos muchos, una excelente encargada de atender a medios junto a la maestra de maestras Margarita Alegría. Lo que no podemos decir de las demás dependencias gubernamentales en el sexenio de Enrique Alfaro. Si alguien consigue entrevista y datos, es un hito.
El director que parece no está conforme con su trabajo o lo mal entiende, en lugar de registrar cada número telefónico y memorizar nuestros rostros, me confundió con la activista que organizó la protesta con los vecinos.
Osó acercarse a mis colegas y decirles “la gente está manipulada; esa de negro es la que mueve los hilos”, y se refería a mi.
Por la gente, se refería a las vecinos y vecinos que clausuraron la dirección de Quejas en la calle Pedro Moreno, a consecuencia de no tener ya una recomendación en su caso, ni avances sobre el desalojo forzado a cargo de la policía de Zapopan y estatales en coordinación con la Comisión Nacional del Agua.
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Aquellos sucedió el 27 de abril 2022, por vivir cerca o sobre la vía federal en el Arroyo Seco. Es fecha que no se emite una recomendación, siguen sin vivienda digna y con algunas dádivas sin claridad jurídica.
Represalia
Cuando advierto que además de confundirme y criminalizar mi presencia en un evento de la lucha -que he reporteado tanto para Radio UDG y Canal 44 como para Perimetral de la Alianza de Medios de Periodistas de a Pie-, también se obstaculizó mi trabajo.
La obstaculización fue porque interrumpió un diálogo que tenía con la Cuarta Visitadora de la Comisión, quien salió orgullosa a sostener una carpeta de oficios argumentando el organismo autónomo defensor de los derechos humanos «sí estaba trabajando».
Si bien llegué 8.30 de la mañana a la clausura simbólica, fue con el primer fin de visualizar lo que pasaría. La primera protesta que exhibe las prácticas de siempre: dilación a las víctimas.
No pretendía reportar sino registrar para futuras publicaciones el derecho a la protesta.
Pero salió la funcionaria, fue increpada y desmentida al momento por los vecinos y me resultó imposible apagar el botón <<documenta>> en la mente reporteril… y pues terminé reporteando.
Grabé con mi teléfono un video y al final le pedí a la funcionaria que posara “orgullosa” con la carpeta de investigación. Lo hizo.
Se comenzó a retirar y al subir las escaleras del edifico la alcance: “disculpe cuál es su nombre”, pregunté. Apenas me iba a responder y el director de comunicación interrumpió: ¿de dónde nos visitas?. Lo ignoré.
Insistí: ¿su nombre? Y me respondió, pero encima de esa voz tenía al funcionario repitiendo con actitud hostil ¿De dónde vienes? ¿Cómo te llamas?.
Le respondí que era innecesaria su actitud de policía, era incómodo y aunque fuera una ciudadana que pasara por ahí, estaba en mi derecho de preguntar su nombre.
Me alejé y después de tomar varias fotos, al incorporarme a mis colegas, supe que el funcionario me había catalogado en tres patadas.
Quizá vio que me saludaron con calidez, que me preguntó una activista un dato, que hablé con unas vecinas -sin grabar-, como la estaban llevando y el caos vial desde Zapopan al centro. Y creyó era la que movía hilos.
Jalisco de los más agrestes para el periodismo
No les voy a mencionar las estadísticas de Artículo 19 ni Reporteros Sin Fronteras porque sabemos, ya no nos dicen nada.
Les voy a asegurar que aquí, el estado líder con más personas que fueron desaparecidas en todo México, capital de los grupos delincuenciales, la minería y la imposición de megaproyectos, donde hay infiernos ambientales a borbotones y violencia de género casi desde al nacer, reportear a las autoridades de cerca es:
- Vivir bajo vigilancia.
- Identificar seguimiento automovilístico.
- Recibir a jefes de la plaza en tu casa sin previo aviso.
- Tener que reubicarte de otra ciudad a Guadalajara para seguir con vida, luego reporteando.
- Recibir citatorios de la fiscalía porque pintaron un mural en el comercio del que se sostiene tu proyecto periodístico.
- Bloquear y denunciar comentarios en redes sociales donde te llaman vendida, puta o amante de un grupo opositor en el cabildo.
- Escapar de camionetas de la fiscalía.
- Que te increpe el gobernador y bloquee tus preguntas.
- Que te nieguen sistemáticamente entrevistas, dejen en visto.
- Regaños en twitter de personal de confianza en secretarías.
- O que te digan en una oficina de la CEDHJ “Acostúmbrate, así es esto”.
Se suma los malos tratos, presiones, críticas y opiniones sobre tu trabajo, que hacen los encargados de prensa a los jefes en las redacciones, o ahora, con tus colegas en plena cobertura.
Ni esperanzas
Que pronto quedó claro que la persona elegida por el Congreso de Jalisco en medio de un escandaloso proceso, para defender y promover los derechos humanos, además de no contar con los requisitos de la convocatoria, tampoco sabe armar sus equipos.
También nos queda lejos contar con una visitaduría especial o un programa de agravios sobre agresiones a periodistas y activistas que atenúe la lista anterior.
Tendemos una ley de protección y un instituto como ya avanzó la diputada Susana de la Rosa del Partido Futuro, pero no garantías de ejercer en libertad y con respeto la chamba, la pasión y el compromiso de hacer periodismo como política de vida, porque nadie aquí se hace rico en este oficio.
Como lo he dicho hasta el cansancio y el debate: con la Comisión Estatal de Derechos Humanos ni-a-la-esquina.
Organizarnos entre nosotres, autocuidarnos, o por lo menos, no pegarnos.
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