Las candidatas no me representan; vivo en Otro Mundo Posible

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Las candidatas no me representan; vivo en Otro Mundo Posible

Por: Addie Luna. Imagen: Braulio Ramírez. Fecha: 15 abril, 2024

Dice mi mamá que una vez escuchó a una de sus amigas decir que cuando un hombre se dedica a la política, el hombre cambia y que cuando una mujer se dedica a la política, la política cambia.

En eso pienso cuando escribo este texto. Yo no soy analista política, ¿Cómo podría serlo si tengo 15 años? Pero Jade me preguntó si podría escribir una reflexión sobre lo que significa para las jóvenes la posibilidad de tener una mujer presidenta y creo que puedo hacerlo.

Pero las cosas importantes nunca se hacen solas, entonces comencé a preguntarles a mis amigas sobre su opinión.

¿Las mujeres estamos emocionadas por la posibilidad de que en el Gobierno Federal haya una mujer que dicte el futuro de nuestro país y de nuestras vidas?

Lo que me han dicho es muy interesante porque, por un lado, la posibilidad de hablar de una presidenta en un país de machos suena ya como que muy rebelde y da la idea de que solo por eso, alguna batalla se ha ganado.

Pero luego viene algo que me dijo Padme: “las mujeres solo son personas”.

Democracia

Y es que alguien que se dedica a la política en estos tiempos y en este país no puede sino levantar sospechas de que algo anda mal.

Que las buenas personas, las más inteligentes, las más capaces no están pensando en dedicarse a la política institucional.

Una vez vi un video en el que explicaban como funcionaba la democracia y me acuerdo muy bien que decían que en los partidos no se escogía como representante a quien era mejor, sino a quien era más obediente y manipulable.

Mi amiga May me dijo que piensa que “el feminismo se usa como marketing”.

Entiendo que lo que dice es que las mujeres nos encontramos en un mundo cambiante. Ya no es como antes. Nuestras mamás, nuestras abuelas y bisabuelas han ido perdiendo el miedo poco a poco.

Unas perdieron el miedo a quejarse, otras a tener una opinión, otras a divorciarse, otras a estudiar, otras a trabajar y si, otras a dedicarse a la política.

Pero el asunto es que no se siente legítimo que ahora tengamos dos mujeres y un hombre en la lucha campal de ocupar la silla presidencial.

Me explico:

A mí, siguiendo lo que dice May, me parece que fue un asunto en el que los políticos pensaron las mujeres andan muy activas políticamente, hay que poner una candidata y así, vamos a ganar porque van a votar por ella solo por ser mujer.

Y me imagino que les ha de haber caído un balde de agua fría encima cuando el otro bando dijo ¡Ah pues nosotrxs también hay que poner a una mujer porque si no, no vamos a tener oportunidad!

«No me representan»

Pero obviamente no sé si eso pasó o no.

Y tampoco creo que las mujeres vamos a estar felices solo porque hay dos que van a disputarse un puesto político.

Como me dijo mi amiga Regina “las candidatas parecen ser sólo títeres de sus partidos y no representan la lucha”. Cuando menos no a las feministas. O bueno, las feministas como yo, como nosotras.

A mí no me representa una señora que se dedica a hacer pactos con el narco. A mí no me representa una señora que vende causas por votos.

A mí no me representa alguien que no se pronuncia a favor del aborto, o a favor de los derechos de las personas de la comunidad LGBTI+, o por la eliminación de la violencia de género.

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A mí no me representa alguien que no se ha preocupado durante su gestión por resolver los problemas de las mujeres. Estas personas, como todas las demás que se dedican a la política institucional, van midiendo sus propios intereses.

Si no, ¿Cómo nos explicamos que sigan desapareciendo personas todos los días? ¿Cómo nos explicamos los feminicidios? ¿Cómo nos explicamos que haya pobreza extrema en nuestro país?

Si alguien estuviera haciendo su trabajo en las altas esferas del poder, no nos daría miedo salir a la calle para ir a la escuela. Tampoco temeríamos que nuestras metas de tener una casa o tiempo para descansar o dedicarnos al arte son inalcanzables.

Desde ese poder no nos definen

Lo que pienso es que no es en realidad ningún hombre o mujer en los pinos (o el Palacio Nacional, ya ni sé) quien va a determinar el rumbo de nuestro país ni de nuestras vidas.

Cuando menos yo, no vivo en el mundo de esta gente que finge consultarnos, que finge conocernos, que hace como que trabaja por nuestro bienestar.

Yo vivo en un mundo en el que las personas que nos queremos, nos cuidamos y nos organizamos siempre estamos pensando en cómo hacer para resistir lo que nos hacen justamente los políticos y los delincuentes.

Yo vivo en un mundo en el que siempre estamos tratando de querer y cuidar a más personas y de que nos quieran y nos cuiden muchos más.

Así es como he conocido a mujeres que son estudiantes, maestras, psicólogas, médicas, artistas, sociólogas, escritoras, periodistas, abogadas, trabajadoras sociales, enfermeras, activistas que hacen fogatas en Cherán (Michoacán) y cambian su realidad.

A mujeres que siembran árboles y rehabilitan espacios para hacer huertos urbanos y memoriales, a otras más que se manifiestan desde que yo era muy pequeña, para exigir justicia, pero sobre todo para promover la defensa de nuestra dignidad con o sin leyes.

Otro mundo posible

Esas son las mujeres que me representan e inspiran.

Yo no quiero ser presidenta de la república: soy artista, quiero ser quien hace la diferencia en la vida de quienes comparten y organizan la suya conmigo.

Y ese no es un sueño chiquito.

Ojalá la política cambie cuando se nombre a la primera mujer mexicana que presidirá este país. Pero si no, ojalá que nosotrxs sigamos cambiando y no esperemos que sean otrxs quienes vienen a transformarlo todo.

Aquí no se trataría ya de esperar cumplir 18 años para ir a votar un día cada seis años. Aquí se trata de involucrarse todos los días. De ser críticas, de hablar, de discutir, de cambiar nuestras formas de pensar capitalistas, patriarcales, coloniales. De cuidar el mundo. De evitar innecesario sufrimiento a los animales y las personas.

De trabajar para que sea posible, no sólo esperarlo.

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Sabemos aquello está privatizado por el dominio adulto, de credenciales, doctorados, likes, youtuberismo y pleitos entre élites que no están abajo. Están por su pastel.

El sentido es abrir la conversación desde otra mirada para si vas a elegir, que conozcas esta palabra. Si vas a resistir, no lo hagas solx y si vas a boicotear: invites.

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Addie Luna
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Soy estudiante de preparatoria en artes plásticas, poeta, activista, bailarina y música.

Soy estudiante de preparatoria en artes plásticas, poeta, activista, bailarina y música.

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