Escribo porque existo: Por favor, escribe
Por: Lina Ramos. Imagen: Especial. Fecha: 10 de junio, 2024
Hace unos días fui a un taller de escritura donde nos estaban enseñando a escribir un manifiesto en colectivo, pero primero nos explicaron el contexto histórico de la escritura ligado a la incapacidad de la mayoría de las mujeres a plasmar sus ideas en textos.
Aprendí que uno de los primeros libros que se difundieron cuando se inventó la imprenta fue el Malleus Maleficarum, un libro escrito en el siglo XV por la iglesia católica para identificar a las brujas.
Este libro difundió el mito de que las brujas vuelan o tienen verrugas en el rostro, lo que ocasionó uno de los genocidios más terribles de la historia, asesinando miles de mujeres que desobedecían los mandatos de género impuestos por la religión y el estado, pues ellas estaban dotadas de conocimientos herbolarios ancestrales y no asistían a misa.
Bajo este panorama se hizo una pregunta muy importante, ¿Cómo vamos a sentirnos libres de escribir si la escritura se ha utilizado para segregar a las mujeres?
Claro está que no solo a las mujeres les ocurre esto, sino que les pasa a las personas que no pertenecen al núcleo hegemónico de hombres blancos, heterosexuales, que se apropian de la literatura, pero me concentraré en la población femenina por ser parte de ella.
Escribir para resistir
Me detuve un momento a pensar, “claro, es por eso que tantas veces me bloqueo al escribir, a pesar de que es gratificante ser leída públicamente, también implica asumir que las personas que me conocen van a saber intimidades de mi persona que no siempre estoy dispuesta a compartirles”.
Me gusta expresarme públicamente hacia personas que no conozco o que mínimo no se que me leen, pero también es cierto que hay experiencias que quiero compartir en este mi espacio, que atraviesan a distintas personas de mi entorno.
Si bien no nombro explícitamente, si esa persona me lee sabrá que hablo de ella y no se si estoy preparada para asumir las consecuencias, ¿Qué consecuencias? no estoy segura, creo que me siento más segura cuando parte de mi vida emocional queda en el anonimato frente a mis amistades.
Pero ¿Por qué? Para mi tiene su explicación en el origen de la escritura que mencioné al inicio.
Me sucede que me inspiro a escribir cuando vivo experiencias que revolucionan mi vida y no siempre son placenteras, ¿Qué pasa si las
personas a mi alrededor se dan cuenta de la amplia gama de mis sentipensares frente a lo que ellxs me comparten?
No solo de los agradables, también de los molestos, tristes, confrontativos, lo que se contraponen a sus valores, los que demuestran lo incómoda que me sentí y de las ganas que a veces me brotan de escapar de todxs ellos y hacer una nueva manada, ¿Qué pasaría?
Escribo porque existo
Escribir es un poder que cualquiera puede desarrollar, no importa si se fue a la universidad o no, si se plasma en papel o en un formato digital, si te leen o no, si te publican o no.
Ahora, hablando del privilegio de ser publicada, pienso en la dotación de validación que esto trae consigo.
Por algo mi columna se llama Escribo porque Existo, es mi derecho escribir y no necesito ser extremadamente única para hacerlo, solo necesito validar mi lugar en el mundo.
Me siento orgullosa de tener un espacio para expresar lo que a nadie más
comparto, de articular mis experiencias y poder espejear a otras personas que se puedan identificar conmigo.
Agradezco la experiencia de estar sentada horas frente a la computadora o cuaderno para dotarle de sentido a lo que habita en mi porque así puedo confrontar mi vergüenza a expresarme.
Estoy consciente de que cada que escribo algo que me mueve profundamente a mi y a mis amistades, es resultado de un proceso de
articulación, valentía, lágrimas, frustraciones, éxtasis, sorpresas e inspiración.
Si no escribo desde mi centro estoy condenada a reproducir lo que no revoluciona y ese no es mi estilo.
Quiero impactar, empezando por mi misma, quiero leerme y aprender de mí, reinventarme y transformarme.
No importa quien seas ni cuanta experiencia tengas, ¡Escribe! descubre quien eres del otro lado de la vergüenza.
El anterior artículo de Escribo porque existo lo lees aquí.

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