Texto: Marlen Castro
Fotografía: Cortesía
Guerrero.- Soy Jorge Alberto Cabañas Cienfuegos. Formé parte de la generación 1965-1971 de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa. Ingresé cuando tenía 12 años para estudiar el nivel de secundaria y terminé la Normal a la edad de 18 años.
No me acuerdo quien fue el secretario general del Comité Estudiantil de mi generación, ni formé parte de los grupos de orientación política e ideológica de la dirigencia estudiantil. Formé parte de una generación apolítica. Nuestras intereses eran diferentes y las preocupaciones que yo tenía como estudiante también. Era muy joven. El movimiento del 68 y el llamado halconazo que ocurrió en 1971 para mi pasaron de noche.
En mi generación ingresamos 75 estudiantes, clasificados de la siguiente manera: 50 estaban becados, es decir, tenían acceso a todos los beneficios de estudiar en la Normal, tenían habitación, alimentación, calzado, ropa y una ayuda mensual al que le llamábamos PRE, en ese entonces, equivalía a 32 o 40 pesos mensuales; 20 estudiantes eran de los llamados excedentes, quienes tenían derecho a habitación y alimentación pero no recibían la ayuda mensual y cinco éramos externos. Los externos sólo íbamos a estudiar. Éramos hijos de los trabajadores. Mi papá era un trabajador del área agropecuaria.
Todos entramos al mismo grupo. En esos tiempos había únicamente seis grupos, tres eran de los estudiantes de secundaria, que correspondían a los tres años que duraba ese nivel educativo y los tres grupos de los tres años en los que se cursaba la Normal.
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