En los últimos ocho años desaparecieron tres mil 875 personas en la capital del estado, 27 por ciento siguen sin ser encontradas hasta ahora. Los reportes de desaparecidos crecieron poco a poco, mientras en 2012 había un caso a la semana, en 2019 ya eran hasta dos al día en una ciudad identificada como parte del corredor de la trata de personas con fines de explotación sexual en el país y con presencia de grupos del crimen organizado
En la capital de Puebla los postes de luz, las casetas telefónicas y las paredes se llenaron de carteles de “Se busca”, un día con el nombre de Claudia, al otro el de Antonio, al año siguiente el de Nadia Guadalupe y así, en los últimos ocho años*, 836 personas siguen desaparecidas.
Desaparecer en la capital del estado es hacerlo en medio de la ruta del corredor de trata de personas en el país, es hacerlo en la ciudad donde se ha anidado el crimen organizado resguardado en mercados municipales subsidiado por el narcomenudeo, de acuerdo con los señalamientos en los últimos dos años del gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta.
Desaparecer, aquí en la ciudad —en donde uno de cada cinco reportes de desaparición, no se resuelve—, es hacerlo mientras operan grupos delictivos dedicados al robo de hidrocarburos sobre todo en juntas auxiliares como Santa María Xonacatepec y en colonias como Villa Frontera al norte de la capital y los grupos delictivos comienzan a organizarse con esquemas similares a los de las pandillas Estados Unidos.
Por Guadalupe Juárez
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