Asociación ligada a Bayer – Monsanto intenta desacreditar investigación sobre plaguicidas en El Mentidero

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El capacitador de PROCCYT A.C. tuvo encuentros con productores de Autlán y la región e intentó desacreditar la investigación de académicos del CIESAS Occidente y de la Universidad de Guadalajara, asegurando, entre otras situaciones, que “no es posible” que los niños tengan glifosato en su orina, a menos que hayan bebido Faena una hora antes del estudio.

La Asociación Civil Protección de Cultivos, Ciencia y Tecnología, conocida por sus siglas como PROCCYT A.C., capacitó a alumnos, padres de familia, autoridades educativas, jefes de cuadrilla, productores, aplicadores y autoridades municipales en el uso y manejo de agroquímicos. La Asociación Civil enfocó sus capacitaciones en las dos delegaciones de Autlán en donde niños y adolescentes dieron positivo en plaguicidas en su orina. También visitaron las poblaciones Mezquitán, El Corcovado y El Chante.

Esta asociación civil contactó al gobierno municipal de Autlán y le ofreció, gratuitamente, esta capacitación. La administración local aceptó. El representante de PROCCYT estuvo la semana pasada en cinco poblaciones, en al menos una de ellas, desacreditó la investigación “Causas de insuficiencia renal en niños de preescolar y primaria de la comunidad de El Mentidero” que desarrollaroninvestigadores del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Occidente y de la Universidad de Guadalajara, en la que descubrieron en la orina de adolescentes estudiantes de la telesecundaria “Venustiano Carranza”, cuatro plaguicidas: Glifosato, 2,4-D, Molinato y Picloram.

PROCCYT está ligada a Bayer – Monsanto

Protección de Cultivos, Ciencia y Tecnología se define en su sitio web como una “asociación líder representante de la Industria de la Ciencia de la Protección de los Cultivos en México”. Entre sus objetivos plantea que “busca la consolidación de la industria de agroquímicos en México”. Entre sus aliados se encuentra el logo de Desarrollo Rural del Gobierno de Jalisco.

PROCCYT trabaja y forma parte de la red CropLife Latin America, organización gremial internacional que representa a la industria de la ciencia de los cultivos, con una red de 25 asociaciones en 18 países. Entre las compañías miembros de CropLife, se encuentra Bayer, que adquirió a Monsantoen junio de 2018.

El capacitador PROCCYT, que tuvo encuentros con productores de Autlán y la región, intentó desacreditar la investigación de académicos del CIESAS Occidente y de la Universidad de Guadalajara, asegurando, entre otras cosas, que “no es posible” que los niños tengan glifosato en su orina, a menos que hayan bebido Faena una hora antes del estudio.

PROCCYT AC buscó al gobierno de Autlán y ofreció “capacitación” gratuita

La autodenominada asociación civil buscó al Gobierno de Autlán directamente para ofrecer sus servicios de capacitación en el manejo de plaguicidas, sin costo alguno. Autlán sólo cubrió el hospedaje y alimentos al capacitador, por lo que del lunes 4 al viernes 8 de noviembre, impartió charlas a productores en al menos cinco localidades de Autlán: El Mentidero, Ahuacapán, Mezquitán, El Corcovado y El Chante. También tuvo acercamientos con otros municipios de la región.

En una de estas capacitaciones con productores, el trabajador de PROCCYT manifestó que el estudio realizado por los investigadores está direccionado, y aseguró que no es posible que los niños y adolescentes tengan glifosato en su orina:

“Es que el glifosato es el ingrediente activo que más se usa en el mundo. Se sintetiza y se desintegra. No es posible, la única forma, yo no estoy diciendo que igual y no pasó, la única forma de que pasara eso, es que antes de hacer el estudio hubiese dado el investigador un vasito a cada chamaco: ‘tómenselo, pasa una hora, todos a orinar y todos muestran’, esa es la única forma. Estamos trabajando en ello y les prometo que van a tener resultados, pero eso no pasa”, enfatizó a los productores.

Respecto a esta declaración sobre el estudio, el Dr. Humberto González del CIESAS Occidente, uno de los coordinadores del proyecto de investigación, comentó a Letra Fría que este trabajador de PROCCYT intenta desacreditar el trabajo realizado con los niños y adolescentes de El Mentidero, pero al mismo tiempo se contradice en su discurso:

“Se contradice en su plática y además hace caso omiso de que esta es una situación que se ha venido registrando a nivel mundial. Hay una cantidad de artículos, decenas de artículos que hablan sobre presencia de glifosato en la orina y de los niños en particular. Puedo dar cuenta de estos trabajos, porque los he estado leyendo y los he estado comentando. Incluso hay demandas que han sido ganadas en EUA por personas que se vieron afectadas, por ejemplo, con cáncer por el glifosato”, detalló el investigador.

Sobre esta declaración del capacitador, también opinó el Dr. Aarón Peregrina Lucano del CUCEI de la Universidad de Guadalajara, quien también formó parte de este proyecto de investigación. Él refirió que, efectivamente, el glifosato es metabolizado y por ello no debería de encontrarse ni en las orinas, ni en el agua, ni en otros espacios, y sin embargo, ahí está:

“Deberíamos de no encontrarlo en ningún lado, ni en el agua, ni en la orina de las personas, pero al principio él dice – el glifosato es el más usado en todo el mundo- ese es el problema, la frecuencia, que se use todos los días no por el mismo productor, sino porque el productor fulanito hoy fumigó, pero el de ayer fumigó en las otras hectáreas por allá y mañana va a fumigar el otro, entonces la atmósfera de las poblaciones como ocurre en las de Autlán, siempre tienen glifosato. El problema es ese, el uso y el abuso, la frecuencia y las cantidades que usan los productores”, enfatizó.

Empresas asociadas a CropLife (Foto tomada de su sitio web)

El capacitador de PROCCYT advirtió que llevarán a cabo una investigación aparte sobre la situación en El Mentidero y asegura que obtendrán resultados distintos a los que arrojó la de CIESAS Occidente y la Universidad de Guadalajara. Ante este dicho, Peregrina considera importante ver la metodología analítica, pues no se pueden comparar cosas diferentes químicamente hablando:

“Vamos a ver en su momento qué hace Bayer-Monsanto para demostrar que no hay glifosato, analíticamente hablando, qué método usan y ya después lo podemos debatir y criticar”, dijo.

Por su parte, el Dr. Felipe Lozano del CUCS de la Universidad de Guadalajara dijo no sorprenderse por este tipo de declaraciones, pues los vendedores de agroquímicos van a defender su producto a costa de lo que sea:

“Los vendedores son vendedores, si van a defender su producto con una mercadotecnia en la que van a desacreditar todo aquello que no les permita tener cabida en el mercado, entonces estamos en una situación de mercado, de economía de mercado, donde ellos van a defender todo esto y van a decir todo lo que puedan decir a la gente que tiene cierto nivel de conocimientos y de reflexión”, puntualizó.

Forma de producción: “Una a favor de la vida y otra a favor del negocio”

En sus capacitaciones, el representante de PROCCYT se inclinó más a promover el uso de químicos para el control de plagas y producción que al control orgánico, señalando que la producción orgánica es más cara:

“Nosotros en la industria tenemos plenamente comprobado que es más caro hacer un control orgánico que un control químico, ese es el reto mundial ahora. Aunque nosotros digamos que es un control orgánico, es de síntesis química y el problema está en que las fórmulas elaboradas de forma casera no tienen una estabilización sintética, entonces tenemos más degradaciones, probado con qué para los caldos sulfocálcicos, el azufre no lo podemos estabilizar, no tenemos un modo”, dijo a productores.

Sobre este dicho, Helen Juárez, profesora investigadora del CUSur de la Universidad de Guadalajara y quien forma parte del Centro de Investigación en Territorio y Ruralidad (CITER), explicó que este argumento del capacitador de PROCCYT lo hace desde la agroindustria:

“Sobre la agricultura orgánica ellos también están afirmando que es más tóxica, que es más residual, que es un problema porque no está regulada; como no se hace en un super laboratorio, sino en el patio de tu casa, es un argumento por supuesto elaborado desde el punto de vista de la agroindustria, desde ahí lo están posicionando, pero el tema es que lo están mostrando como algo que no vale”.

La investigadora aseguró que existen casos de agricultores que producen de manera orgánica desde hace muchos años y que son un ejemplo de sustentabilidad y sin casos de intoxicación, hecho que sí ocurre con la agroindustria:

“Nosotros tenemos gente que tiene muchos años haciendo sus propios preparados y no tenemos casos de que se hayan intoxicado, ni que su tierra haya dejado de producir; sin embargo, ellos (PROCCYT), lo afirman como un hecho. Además, es desvirtuar el trabajo de gente que no puede salir a defenderlo, porque quien está detrás de (la producción orgánica) es gente que lo ha hecho porque ha puesto su confianza en ello, su tiempo y no hay un corporativo detrás”.

Respecto a lo que significa la práctica orgánica, una persona experta en el tema, que prefiere mantener el anonimato, explicó que la transición hacia la práctica agroecológica es un proceso gradual:

Es que es un proceso de sustitución de insumos, pero es un proceso gradual, no es que de tajo en el año cero se deje de usar agroquímicos, esa es la percepción que se socializa desde estas empresas. Para nosotros es un proceso paulatino, gradual, de ir dejando de lado el uso de agroquímicos, en los primeros años lo importante es dejar los más agresivos y hacer un proceso gradual de transición gradual, a eso se refiere la agroecología”.

Respecto al discurso manejado por el capacitador de PROCCYT sobre la práctica orgánica, esta persona anónima señala que se trata de dos visiones del mundo distintas, una a favor de la vida y otra a favor del negocio:

“Es un discurso con mentira, no es más cara la agricultura orgánica, o ecológica sustentable, lo que hacen digamos, estamos en un proceso donde se empieza a desprestigiar y a difamar dos visiones del mundo distintas”, explicó.

El experto señaló que cuando se rompe con un proceso de agricultura convencional, en ese proceso de transición sí hay una disminución de la producción y es a lo que se refieren asociaciones como PROCCYT, pero no es que sea más caro:

“Sí hay una disminución al principio, por obvias razones, porque estás implementando otra forma de producir y en ese sentido es cuando les dicen mañosamente a los productores que no van a ganar lo que ganaban antes”.

De acuerdo con el análisis del experto, cuando se llega a una estabilidad en el agroecosistema, donde ya no se depende de los insumos externos como los agroquímicos y se generan los insumos internos como abonos orgánicos y demás, los rendimientos y la productividad son más altos y la rentabilidad es mayor:

“Ya no gastas en insumos porque tú los generas, entonces eso es lo que no dicen o tratan de esconder a los productores. Digamos, bajo un modelo agroecológico, desde el año cero que inicia la concesión a cinco años bajo un trabajo constante y consciente de estos procesos, se llegan a tener mayor producción y la rentabilidad, porque ya no se gasta, se tiene un ahorro”.

Detalló que este tipo de asociaciones, empresas y/o consultorías no dicen este tipo de situaciones o las omiten. Entre otras cosas que ocurren y no explican, es que cuando se encuentran en estabilidad de producción orgánica, ya no hay un desgaste del suelo, empieza a haber una recuperación, la salud ya no se ve afectada y mediante la producción de alimentos sanos empieza a mejorar la nutrición. Entonces es ahí donde los productores ganan también en calidad de vida.

Glifosato, “el herbicida por excelencia”

Un tercer comentario del capacitador de PROCCYT hacia los productores fue que los agroquímicos “son muy buenos” y sin ellos la mitad de la población se quedaría sin alimentos:

“Lo importante es que más gente se entere porque les repito, nuestros productos son muy buenos, si los quitáramos ahora, la mitad de la población se quedaría sin comer, pero hay que usarlos bien, también somos conscientes que tenemos muy mal uso y eso nos genera un gran problema”.

También dijo que el glifosato es “el herbicida por excelencia” y aunque aceptó que estos productos sí son peligrosos, señaló que no es cancerígeno:

“Efectivamente son peligrosos, pero si los usamos mal, si los usamos bien son muy buenos y tenemos muchos ejemplos, el glifosato, la molécula más utilizada a nivel mundial, es nuestro herbicida por excelencia. Yo les puedo decir que muchas veces me hacen este comentario de que se nos atribuyen gran incidencia de brotes de cáncer en México, yo les puedo decir que los productos, nuestros productos están catalogados igual de peligrosos que el café, que la coca cola, que el cigarro, estamos dentro de la misma categoría de “probablemente cancerígeno”, más no cancerígeno”, se defendió.

Sobre estas declaraciones, la investigadora Helen Juárez dijo que lo más preocupante es querer transmitir a los agricultores que no pasa nada con los agroquímicos:

“El querer transmitir de nuevo la idea de que los agroquímicos bien manejados, no pasa nada, sí habla de esta parte de que hay agroquímicos muy agresivos y si fue muy bueno que señalaran que son letales, pero están hablando de agroquímicos que ya van de salida, con lo que dijo Víctor Toledo y todo un movimiento en el que parece, esperemos pues los que se va a retirar a los más letales, los más tóxicos esos van de salida, los que están defendiendo son los que todavía tienen vida en el mercado, esos son los que veo que ahorita no quieren dejar de posicionarlos”.

Para el Dr. Felipe Lozano, se trata de un discurso suelto y contradictorio en el que prevalece el interés económico:

“Desacreditan primero lo que dicen que es un problema, en su discurso dicen que es un riesgo y que hay que cuidarse, que no lo toquen los niños, ellos mismos están aceptando que es un problema y luego manejan la parte económica que tienen que ganar más dinero usando esos productos y luego desacreditan la agroecología y me parece que son muchas cosas dichas de manera muy suelta, sin bases, y que lo que está detrás es una economía de mercado, lo que están buscando es no perder utilidades en la zona”, analizó.

El experto que prefiere el anonimato explica que todo este movimiento tiene que ver con que hay un componente económico, al revelarse estudios como el de El Mentidero, sobre las afectaciones o la presencia de agroquímicos en la orina niños, pero también en cuerpos de agua y otros estudios donde se señala la presencia también en alimentos:

Es ahí cuando empiezan a hacer la promoción de la campaña de que el uso de los agroquímicos de una forma adecuada no afecta a la salud humana ni al medioambiente, entonces lo que está de fondo es eso, la comercialización de los insumos”.

Esto responde a una economía y asesoramiento técnico que está en jaque; ante una situación que enciende alarmas, rápidamente envían a empresas, asociaciones o a individuos a socializar en el lugar de afectación para difundir la idea de que no es malo el uso de agroquímicos.

¿Cómo operan estas asociaciones civiles?

Contratan a técnicos formados en universidades públicas y privadas que han estado vinculados a procesos de la agricultura convencional; entonces eligen cuáles son los estudiantes más adecuados para sus intereses, es decir, que comulgan con el uso de los agroquímicos y los invitan a trabajar con ellos, detalló el experto anónimo.

Primero son empresas grandes y después se van generando articulaciones con asociaciones civiles o consultorías de la sociedad civil que también se acercan a empresas y a otro tipo de consultorías más grandes para recibir apoyo y financiar.

PROCCYT en sí mismo tiene apoyo por parte de programas del gobierno estatal y federal, porque pueden participar en ello, es decir, en las licitaciones públicas de programas que se hacen donde pueden apoyar como extensionistas o con programas de capacitación.

Sobre todas las declaraciones del capacitador y la forma de operar, el experto anónimo señaló que hay que entenderlo desde las grandes corporaciones, donde se empieza a dar un efecto de despojo a los productores:

“Despojar a los productores de todo su conocimiento, de todas sus formas de hacer, de articularse en los territorios, entre los productores y con la naturaleza. Lo que están haciendo estas empresas desde Bayer-Monsanto y demás con sus vínculos con estas asociaciones, que ya están más cercanas al territorio como PROCCYT es una microfísica del despojo, ¿qué es esto? Mediante agentes externos al territorio les dicen qué hacer y cómo hacerlo y bajo qué principios y lo que hacen es despojar de la historicidad de los productores con su vínculo al territorio y lo estriban de usar sus conocimientos y en ese sentido generan dependencia hacia los productos”, detalló.

Para la investigadora del CUSur la estrategia está muy clara: la agroindustria no quiere perder clientes, por lo que van al “ojo del huracán” por si algo está por cambiar en ese lugar, evitarlo. Esta situación preocupa por el tipo de información que se está compartiendo con la comunidad:

“Me preocupa mucho las consecuencias de esa información que están transmitiendo para la población, acá los médicos se van a defender, pero la población cómo se va a defender si es una oleada de información, y ahora entonces dan a entender que la situación fue una exageración, se desvirtúa y ellos vuelven a una situación de vulnerabilidad”, advirtió.

El experto anónimo considera que lo que realmente debería estar en el centro de la discusión son al menos tres derechos humanos: cómo se construye el derecho a la alimentación y al construir el derecho a la alimentación, cómo se vincula con el derecho a un ambiente sano y a una salud de calidad. Eso es lo que se tiene que analizar desde todos los sectores, pero no en el discurso, si no en los hechos, para garantizar el cumplimiento de estos derechos humanos para todos.  

Información extraída de Letra Fría

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Egresada de la Licenciatura en Periodismo del Centro Universitario del Sur, de la Universidad de Guadalajara. Ganó el Premio Especial James Rowe al Periodismo de Investigación 2015, en la categoría estudiantes universitarios, otorgado por el Foro de Periodismo Argentino, en Buenos Aires.

Egresada de la Licenciatura en Periodismo del Centro Universitario del Sur, de la Universidad de Guadalajara. Ganó el Premio Especial James Rowe al Periodismo de Investigación 2015, en la categoría estudiantes universitarios, otorgado por el Foro de Periodismo Argentino, en Buenos Aires.

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