Maíz de húmedo en Jala: identidad, resistencia y agroecología en Nayarit
Texto y foto: Sofía López Navarro. Fecha: 10 de febrero, 2025
EUA exportó 4 mil 800 mdd en maíz a México en 2024 en medio del litigio que nos venció como país; ya no está prohibido sembrar maíz genéticamente modificado.
En Jala, Nayarit, los resultados de la transición agroecológica en varias familias maiceras son positivos, autosuficientes y llenos de dignidad incalculable.
En Nayarit encontré una tierra oscura y arenosa que da vida a un maíz en desafío frente a las presiones del mercado global. Simboliza la resistencia cultural y natural en las comunidades rurales del occidente de México.
En septiembre de 2024 conocí la calurosa Jala y el tesoro de la familia Pérez, junto a todos sus entramados alrededor de la transición agroecológica.
Acompañé a un grupo de investigación becado por el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT).
Fue un viaje al estado de Nayarit, para celebrar el tercer y último año del proyecto de transición agroecológica en pequeña escala.
Ese proyecto estaba cimentado en el maíz endémico de Jala, distinguido por ser el más grande del mundo en términos de su tamaño.

Al dejar atrás el Paisaje Agavero de Jalisco nos encontrarnos con el aire caliente de Nayarit y pronto nos recibieron los arcos de Jala.
Nos adentramos al pueblo por el empedrado mirando los murales donde está plasmada parte de la identidad: niñeces y mujeres de la comunidad con un rojo intenso que representa al volcán inactivo, el Ceboruco.
¿En dónde está el volcán? pregunté mirando montañas y pronto supe su historia.
Jala es un municipio pequeño que no se entiende sin su relación con el Ceboruco, volcán en forma de una alargada montaña, antesala a ese territorio caluroso.
Se tiene el registro de su última erupción en el año 1870, la cual además de dejar un espectáculo de roca volcánica alrededor, se cree que también enriqueció el suelo con nutrientes minerales: la tierra oscura y arenosa mantiene la humedad creando las condiciones perfectas para el enorme maíz endémico de la zona.
Maíz de húmedo
En el pueblo se escuchaba fiesta. Los cuetes aturdían como señal de celebración por ahí cerca.
La distancia entre las delegaciones es muy corta y en Coapan nos esperaban las familias guardianas del maíz de húmedo, como lo conocen en la comunidad.
Durante dos días recorrimos los huertos familiares Coapan, quienes han apostado por incluir la agroecología en sus vidas con todo y lo que implica.
Reunidos debajo de la sombra de una enorme parota inició el compartir experiencias.
Con todo y ardiente clima nos trasladábamos de parcela en parcela, pero no habíamos visto ni un elote enorme como me lo imaginaba, hasta que llegamos al terreno de Jesús Elías.
La abundancia tenía forma de plantas enormes, que al compararla con nuestra propia estatura todas parecíamos pequeñas.
La mirada de Jesús se perdía entre todas las personas que formamos un círculo para escucharlo, mientras nos hablaba de su padre.
Jesús Moctezuma creció junto al maíz de húmedo, una planta que alcanza los seis metros de altura y sus mazorcas hasta los 30 centímetros de largo, ese cultivo requiere un gran esfuerzo físico.
Su familia es una de las pocas que continúan cultivando este maíz, por eso la importancia de conocerlo a él y su gente.
Él se considera aprendiz de su padre y dedica sus días a mantener el maíz que le ha brindado una identidad al pueblo.
Se trata de lo que su familia consume, además de conservar la semilla para el siguiente año volver a sembrar. Si no es todo, sí representa mucho.
Te sugerimos leer la crónica: Haciendo barrio desde y por el Maíz
Resulta importante mencionar que Jesús no solo cosecha maíz, sino gran variedad de cultivos intercalados y árboles frutales para el autoconsumo, además de ganado alimentado por sus cosechas.
El trabajo de Jesús es el de un campesino cuya jornada es de sol a sol. Como él lo mencionó, en el caso del maíz: es un trabajo de todo el año.
Antes de noviembre tengo que ir a barbechar, tengo que arar mi tierra, para que guarde la humedad y limpiarla, por ahí en diciembre, enero, febrero empieza a brotar poquito el zacate y ahí con el asadón le limpio; a mediados de marzo ¡Vámonos a la siembra! y otra vez empieza todo el proceso: germinación de la siembra, luego otra vez estos tiempos a finales de septiembre a cortar y lo acarreo. Prácticamente todo el año y luego ya termino eso, para antes de noviembre barbechar y a la par ir cuidando las semillas



Entender y respetar los ciclos del maíz
Antes del viaje me había hecho la idea de comer un elote de tal dimensión, pero la temporada ya había pasado, solo había mazorcas.
La comunidad estaba por celebrar el concurso del elote y la mazorca más grande, una tradición con más años de lo que aparentaba Jesús.
Su padre disfrutó del triunfo por muchos años y él siendo hijo del productor del elote más grande, siente es una herencia que debe continuar.
Jesús tiene claro lo importante que es la descendencia del campesino pues le da historia y sentido a su comunidad; se conmueve al mostrarnos una fotografía de su padre y su abuelo porque mira a su hijo como eslabón y legado.
Ese mismo día conocimos a Ismael Elías Pérez -su primo-, quién también ha sido forjado por el trabajo campesino. Trae un enorme sombrero y nos saluda mientras carga a su hija pequeña. Si tuviera que definir a su familia en una sola palabra sería la unión.
Es esposo de Fanny y su familia se compone de dos niños más.
Se acercó al maíz al casarse con Ismael pero él conoció algo vital al casarse con ella: es una mujer decidida y llena de entusiasmo.

Bajo la sombra de la tupida chayotera en la casa de los Elías Delgado, Fanny tiene un restaurante con otras dos mujeres. Aprovechan lo que cosechan del Huerto Colibrí.
El huerto es tierra con mesas grandes de madera y abundan los polinizadores que persiguen las plantas de cempasúchil para que ya se vean esponjosas. En cada rincón del gran patio hay vida y un sistema que filtra el agua para lavar los trastes.



Tesoros en vida
Fanny Delgado Solano es ingeniera en gestión empresarial y junto con su familia manejan artículos que producen del huerto: humus de lombriz, pomadas de caléndula.
En medio del patio nos encontramos un banco de semillas, un estante con frascos de vidrio marcados con el nombre de lo que han cosechado.
Así aparece la semilla del maíz raza Jala que Ismael se ha dedicado a conservar, ya que alberga en ella la genética de una cultura.

Hay que cuidar las semillas nativas, yo sí lo miro como un tesoro que debemos cuidar: los niños, como Isair también se inspiran, le llama la atención cuidar este maíz que es su legado.
El trabajo de Ismael comienza con el sol, resultando doce horas dedicadas al campo y el ganado que le da para vivir al día.
Solo él conoce el cansancio que alberga en sus manos y en su cuerpo que resiste al ardiente sol y el arenoso suelo. Entre sus largas jornadas se mantiene firme en ser, junto con su familia, un guardián de la semilla del maíz de húmedo.
A la pregunta ¿Qué pasaría si este maíz desaparece? Elías nos deja una lección.
<<No pienso yo perder ese tesoro, para mí es un tesoro y al igual dejárselo como legado a los hijos, si no te voy a dejar herencia aquí está para que sigas trabajando, igual tenemos que enseñarnos con el ejemplo>>
El maíz raza Jala es un símbolo de identidad que se protege, aunque en la actualidad son muy pocas las familias cultivándolo.
Las personas que viven junto al volcán Ceboruco han dejado esta especie porque resulta poco rentable.
<<Es un maíz que tiene poco almidón en sus granos, por eso de alguna manera las personas lo habían dejado de sembrar, por la cuestión productiva>>, explica Erika Juliana González Olvera, la bióloga que acompaña a las familias en su transición agroecológica.
Aunque este maíz es bastante versátil, el panorama económico en el mercado global que no valora si es endémico, sino el peso para su venta.
Eso deja en gran desventaja las largas jornadas que los productores del maíz de húmedo dedican para una enorme mazorca que es ligera.
El de Jala, es una de las 59 razas de maíz nativo bajo riesgo por el impacto dañino del uso agroquímicos venenosos como el glifosato.
Una batalla legal y política
El gobierno mexicano restringió el uso de glifosato ocho años después que la Organización Mundial de la Salud lo clasificara como probable cancerígeno.
El sacate en los cultivos se combate con el glifosato, pero el impacto a la salud de ese agroquímico y otros herbicidas, es feroz.
En busca de preservar el maíz endémico, el gobierno mexicano emitió un Decreto Presidencial en diciembre del año 2023 para prohibir la producción de transgénico.
Lo químicamente modificado en México quedó prohibido para evitar la alteración en la polinización de maíces nativos.
Se propuso dejar de cultivarlo pero datos oficiales indican que de enero a octubre, Estados Unidos exportó 4 mil 800 mdd en maíz a México.
Eso nos convierte en <<el mayor mercado de exportación de maíz de Estados Unidos>>, se publicó en medios especializados en economía.
El gobierno mexicano argumenta que el consumo del maíz genéticamente modificado es para el sector ganadero y los mexicanos comemos lo que se produce en el país, pero mis ojos –y los de la mayoría- no pueden ver todo lo que les pasa a los granos cultivados antes de llegar a mi boca.
A unos pocos días de terminar el año 2024 se anunció una sentencia judicial en la que el Estado mexicano tuvo que defenderse ante una disputa amparada en el marco del T-MEC, por su decisión de limitar el uso de transgénico para consumo humano.
Te sugerimos actualizarte: México elimina decreto que prohíbe la importación de maíz transgénico
Un argumento se basó en las evidencias del daño a la salud en quién siembra y consume maíz transgénico, además del peligro contra los maíces nativos como métodos milenarios de cómo producir alimentos.
Estados Unidos de Norteamérica solo preocupado por sus intereses rechazó los argumentos de México.
Sentenció que fueron <<conceptos vagos y muy generalizados>>, pese a toda la documentación científica y relatos que sustentan por qué no más maíz alterado en estas tierras.
Durante cuatro años vimos en la disputa de México a favor del maíz nativo, que además se avalan los saberes tradicionales y las formas de producción campesinas, en donde el respeto y convivencia con la naturaleza se armoniza para cosechar alimentos libres de agroquímicos.
Todos esos saberes y prácticas, todo lo que vi con las familias de Jala en Nayarit que promueven la diversidad, el cuidado de las semillas y la autosuficiencia, son conceptos que persisten en miles de comunidades rurales frente a las empresas agroindustriales, a quienes la llamada revolución verde les abrió las puertas en los campos mexicanos.
Antes se desconocía cómo estaban hechos los alimentos que llegan a nuestras mesas, pero hoy sé cómo las producen a diferencia de cómo lo hace la familia de Pérez y Moctezuma.
Cuestionarnos lo que comemos
Con todos estos datos no busco abrumarles, pues me ha tomado días entender lo que representan las espigas de maíz que por años he visto sobre las carreteras asumiendo es normal y está bien, o los kilos de tortillas que tenemos sobre la mesa de forma sencilla.
Entendí que no solo es un negocio sino la apuesta por la biodiversidad mexicana, así como que hay miles de productores dependiendo de ese maíz y forjan una economía.
Cuando la bióloga Erika González Olvera del proyecto Transición agroecológica en la agricultura de pequeña escala en tres regiones de México: Jalisco, Nayarit y Chiapas, me dijo<<todas las variedades tendrían que conservarse porque finalmente, aunque no tengan un valor comercial, estamos hablando de que evolutivamente las variedades llevan genes>>, me hizo recordar que las semillas llevan cultura e historia.
Por lo que cuidar estas semillas es una supervivencia ante un mercado que nos quiere modificar nuestras vidas y a veces es difícil de comprender.

Jesús Elías, Ismael y Fanny conocen lo que comen, saben de qué suelo obtienen sus alimentos y con qué prefieren nutrirlo. Tienen la seguridad de que su esfuerzo se materializa en alimentos, una filosofía de vida: cultivan para comer y cuidar, no solo para producir.
Ese maíz que conocí vale mucho más no porque es más pesado, amarillo, rojo, grande, enorme o pequeño, sino porque es cultura, tradición, esfuerzo, tiempo…y contiene granos de resistencia.



Este periodismo es independiente en lo editorial y financiero. Estamos
comprometidas a publicar contenidos éticos, novedosos, críticos y con un
enfoque de derechos humanos.
Sé parte de la audiencia activa que sostiene este medio y sus proyectos.
Aunque el acceso a nuestro sitio web se mantendrá abierto sin costo,
puedes gratificar y reconocer a quién consideres oportuno:
Por favor déjanos conocer tus opiniones sobre lo que leíste o escuchaste ¿Es #PeriodismoParaUsarse?.
También puedes hacer una donación (monetaria o en especie) a la Asociación Civil, vía perimetral.press@gmail.com
Debe estar conectado para enviar un comentario.